Una novela criminal, con la que Jorge Volpi ganó la edición XXI del Premio Alfaguara de Novela, intenta ofrecer todos los elementos posibles para que los lectores se hagan un juicio doble sobre la responsabilidad o no de Florence Cassez y de Israel Vallarta, acusados de secuestro en 2005, “pero también de cuál ha sido la acción de la policía y de los funcionarios de justicia mexicanos de ese momentos y de los políticos de ese momento, hasta llegar al presidente Felipe Calderón”.
En lo que define como una novela sin ficción, el escritor mexicano reconoció que el caso resultó complejo y contradictorio desde diferentes ámbitos: la opinión pública, la diplomática y política, sobre todo del sistema de justicia en nuestro país, porque mientras en otros libros, a los que busca emular el de Jorge Volpi, como A sangre fría o La canción del verdugo, el tema central era entender las motivaciones de los criminales, “aquí es saber si es posible conocer la verdad y de eso no estoy seguro”.
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“Es difícil tener una verdad absoluta, saber exactamente qué fue lo que pasó el 8 y el 9 de diciembre de 2005, tenemos testimonios muy contradictorios más el montaje, o la escenificación ajena a la realidad, respecto a lo que ocurrió, que nos impide saber incluso qué pasó ese día y eso contamina todo el proceso”.
Durante una conferencia de prensa, horas después de anunciarse su nombre como el Premio Alfaguara 2018, el también coordinador de Difusión Cultural de la UNAM, destacó que en Una novela criminal hay una conclusión clara, independientemente de lo que los lectores saquen sobre qué ocurrió realmente.
[OBJECT]“Estoy de acuerdo con el meollo de la sentencia del ministro Arturo Zaldívar, luego defendida por Olga Sánchez Cordero, que dice que esta escenificación ajena a la realidad impide conocer la verdad y, por lo tanto, tiene que aplicarse la presunción de inocencia y defenderse el debido proceso. Eso permitió que Florence estuviera fuera de la cárcel a partir de 2013 y me parece que ese mismo razonamiento debe permitir que también Israel Vallarta esté fuera de la cárcel, esperemos, pronto”.
De acuerdo con Jorge Volpi, el género de la novela sin ficción o documental está muy ligada a casos criminales, los ejemplos paradigmáticos son Capote, Mailer o Carrere, quienes sabían que sus personajes eran culpables, porque confiaban en sus sistemas judiciales.
“Uno de los problemas aquí es que es imposible confiar en el sistema de justicia mexicano, es imposible confiar que lo que dice el expediente es cierto, es imposible confiar que las decisiones de los jueces o de los ministerios públicos no están motivadas políticamente y que, por lo tanto, la búsqueda de la verdad se vuelve mucho más difícil”.
Cuestionado acerca de la reacción que puedan tener los organismos defensores de las víctimas al leer su novela, Jorge Volpi aseguró que la mejor manera de defender a las víctimas “es respetando la presunción de inocencia y el debido proceso”.
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En parte, por ello, el escritor buscará donar una parte de las ganancias del galardón —175 mil dólares— a contribuir en la mejora del sistema de justicia mexicano, “no sé si con alguna asociación reconocida que se dedique a esto o, por el contrario, viendo la manera de defender mejor a quienes menos bien lo pueden hacer frente a un sistema de justicia como el nuestro, pero aún no sé con qué asociación, todo esto ha sido muy rápido”, a decir del narrador.
AG