Seis personas trabajarán en una primera etapa del proceso de registro del complejo escultórico dedicado a Cristóbal Colón. El propósito es elaborar el programa de conservación y restauración de las piezas, y que podría estar listo la próxima semana, en palabras de María del Carmen Castro, coordinadora Nacional de Conservación del Patrimonio Cultural del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH).
Las piezas están resguardadas en un sitio que, por precaución, no fue revelado. De acuerdo con la especialista, trabajarlas en un espacio cerrado es una gran ventaja porque “es más fácil su conservación, hacer los análisis y todo este seguimiento documental. Tenemos algunos datos, pero no son suficientes para elaborar un plan de intervención”.
Se trata de tomar nota de todos los deterioros que pueda tener la escultura de Colón, así como las figuras de los cuatro frailes que lo acompañan, junto con el registro fotográfico. Si es preciso, cuenta la especialista en entrevista con MILENIO, se pueden hacer algunas pruebas con técnicas que no sean dañinas para la pieza, mediante el uso de equipos que no generan una pérdida de la muestra.
“Si es necesario se tomará una pequeña muestra del metal para poder hacer análisis metalográficos. Eso lo tenemos que ir definiendo y contar con el apoyo de las dependencias que tienen estos equipos, como la UNAM o alguna otra que nos apoye”.
En las primeras observaciones, se nota que sí ha sido objeto de otros trabajos de conservación, “pero para nosotros es prematuro”, explicó, porque antes se necesita hacer todo este trabajo de archivo, en donde lo primero es el registro fotográfico y documental para ver sus antecedentes históricos.
Marcas de deterioro
La especialista explica que las piezas “tienen algunas marcas de los grafitis que han recibido durante las marchas de los últimos meses, posiblemente algunas más antiguas, porque han estado expuestas muchos años en Paseo de la Reforma. También están las marcas de otros materiales que se encuentran en la superficie, como restos de pintura negra o de algún material ceroso.
“Todo eso tendrá que ser analizado cuidadosamente, sobre todo en este caso, porque se presume que es un bronce o una aleación de estaño y cobre y, tal vez, con algunos otros componentes. O bien las esculturas tenían una pátina artificial generada desde el momento en que fueron creadas o una pátina que se les conforma con el paso del tiempo, debido a su reacción con el medio ambiente”, a decir de María del Carmen Castro.
Se valora el trabajo de restauradores
María del Carmen Castro enfatiza que “se ha comprendido más el trabajo de los restauradores, en especial para considerar nuestra participación en la intervención de los bienes, ya que tenemos el conocimiento para ello y más experiencia para su tratamiento, y no entregarla a personas que no cumplen con estos reconocimientos y requisitos”.