Recientemente la revista del INBAL-Cenidiap llamada Discurso Visual, en su edición 50 dedicada al Muralismo Mexicano, abrió un amplio espacio en el cual el sociólogo especializado en arte, Alberto Argüello Grunstein, publicó parte de una investigación que realizó en torno al muralismo en la Comarca Lagunera.
El artículo se titula “Historia universal” de la Comarca Lagunera. Un muralismo descentrado”, y detalla la obra de cinco artistas clave: Manuel Muñoz Olivares, Alberto Ruiz Vela, Gerardo Suzán, Raúl Esparza Sánchez, quien falleció al comenzar el nuevo siglo, y Gerardo Beuchot Puentes, quien se encuentra en plenitud creativa.
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Uno de los muralistas sin duda extraordinario y que no fue incluido en este artículo fue José Chávez Morado.
Con autorización de Argüello Grunstein, se comparte el enlace de la revista del INBAL-Cenidiap: discursovisual.net, número 50, y se reproducen fragmentos del artículo toda vez que se considera un material de consulta indispensable para los estudiantes de artes visuales así como para la población en su conjunto.
Raúl Esparza: audacia, transformación y modestia
“Para escribir sobre Raúl Esparza Sánchez hay que tener en mente tres palabras clave: audacia, transformación y modestia. Por cuestiones familiares se vio obligado a estudiar para contador postergando unos años su vocación artística. Su formación como artista plástico la fue obteniendo a retazos entre la educación formal escolarizada, los talleres de artistas con desempeño local como Arnold C. Taylor y por observación (estudió en el Instituto 18 de Marzo cuando Francisco Montoya de la Cruz, Manuel Guillermo de Lourdes y Horacio Rentería Rocha pintaban ahí sendos murales entre los años 1938 y 1940)”.
El especialista en arte, Alberto Argüello detalla que su producción muralística es audaz pues aborda la Historia de Gómez Palacio, Durango (al fresco, 1957) en el entonces Banco Internacional del Norte (hoy HSBC).
Además en los años sesenta creó murales en la Facultad de Economía, en el Casino de La Laguna (La danza del trigo,1960, destruido en la remodelación del inmueble), en la Escuela de Comercio y Administración de la Universidad Autónoma de Coahuila (Historia del Comercio en México, mosaico, 1966) y en la Facultad de Medicina de la UAdeC (Historia de la medicina, fresco, 1967).
En los setenta pinta cinco murales en California, Estados Unidos, entre 1974 y 1976, pero antes había realizado en la Comarca Lagunera el primer mural en cerámica policromada, en la Iglesia del Inmaculado Corazón de María (1972, Col. Torreón Jardín).
A su regreso hizo otro mural en el Hospital General de Gómez Palacio (El árbol de la vida, 1979).
En suma, se perfila a Raúl Esparza como incansable pues además del muralismo realizó obras de caballete e impartía clases. En la década de los ochenta pintó un mural en el Hotel Presidente de Torreón (1981), otro más en el Edificio de Telecomunicaciones en Chihuahua, Chih. (1982) y ejecutó su segundo y monumental mural en cerámica en el templo La Encarnación en la colonia Campestre Rosita (1987-1989). Las últimas obras fueron realizadas en espacios privados, se trata de los pequeños murales: Mundo árabe (1990), Época prehispánica (1990), Tláloc (1990) y Época de los faraones (1991). Finalmente, sin fecha precisa y mutilado por la remodelación del edificio en el que se encuentra, el mural Río Nazas, en el Banco Comercial Mexicano (hoy HSBC), en la avenida Juárez y la calle Rodríguez en Torreón.
Manuel Muñoz Olivares
Oriundo de la ciudad de Matamoros, Coahuila, municipio que es parte de la configuración de La Laguna, Manuel Muñoz Olivares (1925-2011), fue paisajista y costumbrista, y destacó, de acuerdo al investigador, por ser un maestro del retrato.
Como estudiante en el Instituto 18 de Marzo, donde cursó la secundaria en 1938, seguramente vio el proceso de creación de los célebres murales de Montoya, De Lourdes y Rentería. Muñoz Olivares tuvo una educación artística formal y recibió clases de dibujo y pintura de 1942 a 1947 de Salvador Tarazona así como de Rentería y De Lourdes.
“Además de contar con esas buenas bases, continuó formándose durante toda su vida profesional, pero padeció, como muchos pintores en sus inicios, múltiples peripecias antes de asentarse como artista. Huérfano de madre a los 7 años, a los 15 abandonó la secundaria y comenzó un periplo en el que, en sus palabras, “fui sastre, albañil, pintor de muebles y coches, rotulista, perforador de norias, y por último pintor”.
También fue cartonista en diferentes diarios de La Laguna, CdMx, Ciudad Juárez y en Estados Unidos; crítico de arte, docente y restaurador, impartió clases en el Departamento de Restauración y Conservación de Obras de Arte del Instituto Nacional de Bellas Artes (INBA) y en varias escuelas secundarias.
Por el INBA fue becado (1970-1971) para realizar estudios en la Universidad Nacional de París sobre conservación y restauración de pinturas y para aprender diversas técnicas pictóricas.
Por lo que respecta a su acervo, se cita que en 1981 concluyó un mural sobre la historia de Torreón, a petición del alcalde Homero Héctor del Bosque Villarreal: “Hasta donde hemos podido verificar, Muñoz Olivares sólo pintó este mural, que estuvo durante tres décadas en la “vieja” presidencia municipal.
Alberto Ruiz Vela
Sobre el mural de Alberto Ruiz Vela (1920-2006), Historia de la Comarca Lagunera o Historia de La Laguna, el investigador apunta que fue concluido en 1986 y actualmente consta de tres paneles separados físicamente, de los cuales sabemos que estuvieron en “la vieja” alcaldía, pero se desconoce cómo estaban distribuidos.
Ruiz Vela es originario de la Ciudad de México, pero radicó en Torreón desde niño.
Estando en la Comarca, tempranamente interrumpió sus estudios pues tuvo necesidad de trabajar. Se desempeñó en varios oficios, pero cuando se desempeñó como dibujante en los talleres de las Líneas Aéreas Mineras tuvo la suerte de conocer al gran pintor taurino Carlos Ruano Llopis con quien aprendió gran parte del oficio.
Aun así, siguió estudiando dibujo y pintura en el día y trabajando de velador en Ericsson. En la cédula que acompaña el mural se menciona que durante su estancia en la CdMx trabajó en el taller de José Clemente Orozco y fue alumno ocasional de Diego Rivera, algo que por el momento no se puede comprobar.
La Laguna naif
Al gozar de plena libertad como investigador y académico, Alberto Argüello ejerce una revitalizante crítica en su artículo.
De esta forma establece que de los tres murales que originalmente estaban ubicados en la vieja Presidencia Municipal, los ya referidos de Manuel Muñoz Olivares y de Alberto Ruiz Vela, sólo al de Gerardo Suzán, “Torreón, Cien Años” (2002), se le brindó un espacio en el nuevo edificio de la alcaldía.
Creado en colectivo por el propio Suzán (coordinador), Patricia Hernández, Teresa Hernández, Erasmo Bernadac, Luis Sergio Rangel y Víctor Félix, fue el proyecto ganador de un concurso convocado durante la administración de Salomón Juan Marcos Issa como alcalde (2000- 2002), siendo directora de Cultura, Márgara Garza.
Maquinaria simbólica
El mural “Persistencia, Centenario de Torreón” (2004-2006), no es de los más recientes en la prolífica producción de Gerardo Beuchot (Torreón, 1963), pero a Argüello le interesó por el tema que aborda.
De profesión arquitecto, apuntó que Beuchot proviene de una familia en la que tres de sus hermanos desarrollan actividades artísticas y humanísticas acentuadas. Recordando su educación formal como arquitecto, señala a quienes debe su formación como pintor:
“Los pintores españoles Ricardo Salvador de Dios y Enrique Pinín y su profesor de dibujo Oscar Bachtold, quien era docente en el Instituto Superior de Ciencia y Tecnología, A. C. (actualmente La Salle, ubicada en Gómez Palacio)”.
Pero, quien le dio el empuje decisivo fue “un sacerdote que veía cuando impartía clases en la escuela Pereyra, Rafael Lascano”.
“Dos características podríamos resaltar en Gerardo Beuchot: su arrebato febril y su afanosa maquinaria simbólica. En cuanto a lo primero, ello es notorio puesto que es el muralista lagunero con mayor obra en la región”.
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