Inda Sáenz dibuja "México lindo y querido", en El Arte de la Canción

Colección Milenio Arte

México lindo y querido es el canto del que desde lejos le jura a su tierra que va a regresar. El dibujo de Inda Sáenz es un altar con elementos prehispánicos, que evoca ese eterno regreso.

Ciudad de México /

MÉXICO LINDO Y QUERIDO

Las migraciones son un fenómeno de la historia de la Humanidad. Comenzamos como nómadas, en la condición sedentaria, vivimos viajando, emigramos por circunstancias favorables o terribles. La constante es la obsesión, el compromiso de regresar al lugar de origen. México lindo y querido, de Chucho Monge, es el canto del que desde lejos le jura a su tierra que va a regresar, el dibujo es de la maestra Inda Sáenz, un altar con elementos prehispánicos, que evoca ese eterno regreso.

“México en mi obra es una referencia a la identidad, a la Historia y a los artistas de la escuela mexicana. En los últimos años me he referido mucho en mi pintura a estos íconos del muralismo, de la pintura posrevolucionaria y de la figurativa”, características evidentes en la obra de Inda.

Monge refleja un país idílico, “Yo le canto a sus volcanes, a sus praderas y flores, que son como talismanes del amor de mis amores”. Inda nos describe su México, “Pensé al inicio en un dibujo literal, que ilustrara volcanes, magueyes… Pero después pensé en hacer lo que a mí me resultaba más entrañable. Estoy dibujando un puesto de frutas, así espléndidas, de mameyes y de guanábanas. Un paisaje mexicano, haciendo referencia a una pirámide icónica. La interpretación de Diego Rivera del sol, del día y la noche. Esta dualidad de la cosmogonía prehispánica que a mí me parece fascinante”. Evocación también presente en un cuadro que es un símbolo en la plástica mexicana, La vendedora de frutas de Olga Costa.


Chucho Monge nació en 1910 en el estado de Morelia, Michoacán, su canción se convirtió en una de las odas más entrañables de nuestra idiosincrasia. Manifiesta un amor que hace de este país un lugar épico, “México lindo y querido, si muero lejos de ti, que digan que estoy dormido y que me traigan aquí”. Regresar en un sueño, así se vive la distancia, soñando en el sitio de la nostalgia. El regreso de los mexicanos a la tierra y la fijación con la muerte, de una manera espiritual, simbólica, icónica.

“También esta visión de la cosmogonía prehispánica, donde la vida y la muerte es un ciclo. El sol, las estrellas, el cosmos. Todo es una transición, es un movimiento permanente, la muerte no es un punto final. Es un renacer. Tanto la canción de Chucho Monge, como la pintura mexicana, han interpretado ese simbolismo”, nos aporta Inda.

Nuestros inmigrantes, que dejan su hogar y emprenden la dura lucha de ganarse un sustento, en un país desconocido, envían remesas, esta canción es un homenaje a su valor, a su lealtad con su país “Que me entierren en la sierra, al pie de los magueyales, y que me cubra esta tierra, que es cuna de hombres cabales”.

En México es muy importante repatriar a los muertos, como si el cuerpo supiera en dónde está y no descansara hasta reconocer su tierra, “Es fantástico lo que dice la canción y el autor. Es maravilloso cómo una canción puede darte territorio; darte tanto que te permite evocar y regresar, aunque estés lejos”. Inda tiene razón, esta canción nos permite regresar.


  • Avelina Lésper

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