Inda Sáenz y Martín Urieta en El Arte de la Canción, con Avelina Lésper

Colección Milenio Arte

La leyenda de las mujeres no ha terminado de escribirse. Los trovadores, como el maestro Martín Urieta, con su canción Mujeres divinas, han cantado a su belleza y virtud, creando un aura que las hace seductoras o terribles, siempre excepcionales. La

Ciudad de México /

Mujeres divinas

La leyenda de las mujeres no ha terminado de escribirse. Los trovadores, como el maestro Martín Urieta, con su canción Mujeres divinas, han cantado a su belleza y virtud, creando un aura que las hace seductoras o terribles, siempre excepcionales. La maestra Inda Sáenz es la autora del dibujo evocador de este mito.


Mujeres divinas ha sido interpretada en muchísimas ocasiones. El Maestro Urieta nos cuenta: “Me han preguntado si yo estaba muy enamorado cuando escribí esta canción. La realidad es que Mujeres divinas no habla nada de enamoramiento. Es una historia verídica que me ocurrió. La estoy narrando aquí en la canción. Hace muchos años, nos reuníamos en un estudio. Era un departamento de solteros, pero le llamábamos estudio. Ahí muchísimos compositores cantaban sus canciones: el maestro Tomás Méndez, el maestro Cantoral, el maestro Molina: muchísimos compositores. Cada quien cantaba una canción. Yo traía de nueva una canción que después grabó Vicente Fernández y que se llamaba Te me vas al diablo. Entonces uno de los presentes que estaba ahí como que se molestó. Me dijo: “a mí no me gusta que tú hables mal de la mujer”. Era un gran banquero, joven, y estaba guapo. Entonces le dije: “a ti porque no te han hecho lo que a mí me han hecho las mujeres”. Y me dice: “te equivocas, a mí me han hecho trizas, pero no voy a andar de chillón quejándome si los momentos más hermosos los he pasado al lado de una mujer”. ¡Cuánta razón tiene este tipo! Esto es un tema para cantar: y así surge Mujeres divinas. Nosotros siempre llamamos “su majestad” el tema. El tema es el que se plagia mucha gente. Porque, si no existe el tema, el intérprete no triunfa”.

El tema es fundamental en el arte, y muchísimas veces es la encrucijada de una obra. El maestro Urieta continua: “Quiero felicitar a la maestra que apenas tengo el gusto de conocerla, a la maestra Inda Sáenz, que hizo una pintura maravillosa de este tema de Mujeres divinas”.

Inda, pintora y dibujante, nos dice: “De verdad estoy muy conmovida de verlo, porque había escuchado su historia de la canción. Escucharlo ahorita, de verdad que es maravilloso. Muchas gracias a usted por inspirar a muchísima gente, al cambiar esta visión de las canciones tradicionales que hablan de la mujer traidora, del sufrimiento de los hombres, y darle una mirada diferente”.

Inda en este dibujo nos recuerda a una mujer divina de nuestro cine, que es Andrea Palma, en La mujer del puerto, esa película maravillosa de Arcady Boytler. Y esa languidez de Andrea Palma. Nos dice la artista: “Me inspiró las distintas imágenes de la película y de Andrea Palma en particular. También vi otras imágenes, de otras películas de los años treinta, de los años veinte, treinta, en donde hay mujeres espectaculares, hermosísimas, y que están en estas relaciones conflictivas y maravillosas. No es exactamente la imagen de Andrea Palma, sino que, buscando distintas imágenes, llegué a esta imagen. Pero sí fue una de las, digamos, inspiradoras principales de las imágenes que estuve revisando, que estuve viendo, aunque no es exactamente la imagen de Andrea Palma. Después de ver muchas imágenes y, sobre todo con esta idea de las mujeres en los años treinta, cuarenta, reflejadas en el cine, en la fotografía, pues decidí cómo elaborar esta imagen”.

El maestro Urieta puntualiza: “Es una mezcla de varias mujeres interesantes que han pasado por la historia de México. Sobre todo, artistas. Pienso que la canción también, como esta pintura, lleva un mensaje antimisógino. Soy antimisógino cien por ciento, y me caen muy mal los hombres que odian a las mujeres. Para mí, la mujer es lo máximo. Mi escritor francés, mi maestro Víctor Hugo, cómo alababa a la mujer, cómo decía: “el hombre es el águila que vuela, la mujer es el ruiseñor que canta, volar es conquistar el espacio, pero cantar es conquistar el alma”. Ésa es la diferencia, yo creo”.


  • Avelina Lésper

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