Durante el VIII Encuentro Continental de Mujeres Indígenas de las Américas, las participantes exigieron que se reconozca su contribución a la humanidad y al equilibrio climático como Guardianas de la Tierra.
Suscribieron la declaración política contra las violencias que denuncia las múltiples dimensiones de ésta que viven las indígenas en lo político, social, cultural, económico, físico, psicológico, ambiental y espiritual.
A la par, hicieron un llamado a la sociedad en general, tanto indígenas como no indígenas, así como a los tomadores de decisiones políticas y económicas a poner en primer lugar el valor de la vida de los pueblos, mujeres, jóvenes y niñas indígenas.
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Expresaron que la violencia se manifiesta en los conflictos armados, la ejecución de proyectos extractivos, la militarización de las tierras y territorios y la migración y el desplazamiento forzado, así como en el racismo, la discriminación, los efectos de la crisis climática y las intromisiones de religiones ajenas a su espiritualidad.
Además, agregaron, traen consigo la estigmatización, persecución, criminalización, asesinato y desapariciones a lideresas, defensoras y activistas indígenas, indica el documento.
A todo ello sumaron los abusos y violaciones sexuales, la misoginia, los feminicidios, el matrimonio y las uniones infantiles, tempranas y forzadas, el embarazo infantil adolescente y la trata de personas con fines de explotación sexual.
"Para los Estados, los pueblos y las mujeres indígenas somos lo sacrificable frente a los intereses económicos y la perspectiva de desarrollo basado en la acumulación, la profundización acelerada del extractivismo y el racismo estructural", manifestaron.
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El documento suscrito también advierte el recrudecimiento de la imposición del conservadurismo y los fundamentalismos religiosos que atentan contra la dignidad humana, la integridad física y espiritual indígena.
Ante ello, sostuvieron, el estado tendría que prevenir, sancionar, reparar y erradicar la violencia contra ellas, así como contar con mecanismos que les garanticen una vida libre de violencia.
yhc