Cuando la pianista española Ingrid Cusidó visitó México por primera vez, en 2002, se sintió asombrada por la “atractiva personalidad” de este país. A lo largo de dos décadas, ha repetido esa experiencia con entusiasmo.
Por estos días, Cusidó ha vuelto para realizar una pequeña gira por cuatro ciudades —Ciudad de México, Estado de México, Colima y Sonora—, en las que presentará el recital “De Beethoven al Romanticismo de Ponce”, un programa que ya ejecutó con éxito en Viena, Alemania y España.
En entrevista, la intérprete habla sobre las obras de este concierto —que en la capital ocurrirá este 6 de mayo en el Auditorio Blas Galindo del Cenart—y sobre el poder de la música como vehículo de expresión emocional.
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—¿Cómo elige las obras que van a convivir en un mismo programa?
Primero, busco que la obra conecte conmigo. Es decir, que no solo sea una cuestión formal. También aspiro a que el programa sea equilibrado, coherente, interesante, que mezcle distintos estilos, porque cada compositor tiene su forma de utilizar el piano. Esto el intérprete lo tiene que entender para poder transmitirlo al público.
—¿Cómo hace convivir a Beethoven, a Manuel de Falla, a Albéniz y a Ponce?
En la música clásica está todo relacionado. Ponce conoce la obra de Beethoven. Hay una relación directa entre Beethoven y Ponce o De Falla y Albeniz, aunque no suenen igual y aunque tengan diferentes técnicas y maneras de hacer las cosas.
—¿Qué tienen que ofrecer estos compositores al público actual?
Las emociones humanas no han pasado de moda. Cualquier música expresa esas emociones. Sí hay modernidad, tenemos el internet y ahora la Inteligencia Artificial, pero las emociones no han cambiado prácticamente.
—¿Considera que la música nos puede sostener en este mundo de transformaciones tan vertiginosas?
Pienso que sí, porque cuando estás tocando un instrumento o cuando estás escuchando música tienes que poner a funcionar al mismo tiempo la parte motora de tu cuerpo, la parte intelectual y la parte emocional. Es muy importante para el bienestar de la persona. Estoy segura de que se continuará haciendo, por mucha Inteligencia Artificial que haya, por buenos que sean los robots ejecutantes… Es una necesidad que tenemos de expresarnos. Ir a escuchar un concierto tampoco va a pasar de moda, porque es una experiencia única de poder compartir el arte consciente.
PCL