Detrás de las grandes obras musicales están los seres que las crearon como resultado de su entorno social, cultural, político e, inclusive, su estado de salud. Es el caso de titanes de la música de concierto como Beethoven, Bach, Rossini, Schubert y Haydn.
Sus padecimientos han sido estudiados por el doctor Adolfo Martínez Palomo, quien además imparte conferencias sobre el tema. Lo que comenzó como una labor de difusión desembocó en el libro Músicos y medicina. Historias clínicas de grandes compositores (El Colegio de México/UNAM/Cinvestav, 2015).
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Como parte del ciclo de conferencias-concierto Músicos y medicina, el doctor Martínez Palomo, integrante de El Colegio Nacional, presentará la charla “Franz Joseph Haydn: el genio que perdió la cabeza dos veces”.
En la parte musical participarán la mezzosoprano Verónica Alexanderson y el pianista Sergio Vázquez. La transmisión en vivo será el miércoles 5 de agosto a las 18 horas a través de la página de El Colegio Nacional, en su canal de Youtube y en Facebook.
Martínez Palomo refiere en entrevista que Haydn “era un personaje muy peculiar. Era el compositor más famoso de Europa, pero si no hubiera tenido la competencia de sus contemporáneos, su destino hubiera sido otro. Pero tuvo, no sé si decir la mala suerte, de que llegaron Mozart y Beethoven, que fueron sus alumnos, y ambos lo eclipsaron. Fue tal su fama que durante un buen tiempo se olvidó la obra maravillosa de Haydn. Y hasta relativamente hace poco tiempo se revaloró toda su obra, pues en realidad es el padre de la música de cuarteto de cuerdas y de la sinfonía. Ahora se le pone a un nivel comparable al de sus contemporáneos”.
Afable y querido por todos, explica el especialista, “Haydn vivió durante muchos años aislado en el castillo de la familia Esterházy que lo contrató y no tenía interacción prácticamente con nadie. Tenía una muy buena posición y tenía su propia orquesta, pero a diferencia de otros compositores, se mantuvo aislado, lo que hasta donde sé es un acontecimiento único en compositores famosos”.
El compositor, agrega Martínez Palomo, “a ratos estaba melancólico o deprimido. En algunos escritos se quejaba de que estaba muy aislado, pero aparte de eso tuvo la mala suerte de casarse mal con una señora que no lo entendía y la que no le gustaba la música, además de que no se llevaban bien”.
El especialista refiere que “todos los biógrafos dicen que estuvo enfermo con fiebre durante bastantes semanas y que estuvo bastante mal, luego de que durante mucho tiempo había tenido buena salud. El castillo, que todavía existe, cuando fue construido estaba rodeado de pantanos y en aquella época había mucho paludismo o malaria. Yo creo que posiblemente tuvo paludismo, pero yo soy el único que lo ha dicho, ningún biógrafo lo ha mencionado”.
Pasados los 60 años, Haydn comenzó a tener problemas de concentración, afirma Martínez Palomo. “Fue cuando escribió dos de sus mejores obras, los oratorios La creación y Las estaciones, pero cada vez le costaba más trabajo concentrarse. Estaba muy desesperado porque poco a poco perdía la memoria”.
El título, de la charla, dice el doctor, tiene que ver con el hecho de que “primero perdió la cabeza porque llegó a estar prácticamente demente, posiblemente por arterioesclerosis. Por eso le costó muchísimo trabajo terminar sus oratorios y al final, cuando trataba de hacer una composición, ya no podía. Lo que tenía era inicios y progresión de demencia”.
Perdió la cabeza no solo por la demencia, indica el especialista, “sino que a alguien se le ocurrió la travesura de que, cuando lo enterraron, se quedó con su cabeza. Pasaron muchos vericuetos, que contaré en mi charla, hasta que finalmente fue llevada a la tumba donde estaba el resto de su cuerpo. Hace muy pocos años, el presidente de Austria pudo conseguir la cabeza y fue reintegrada con el resto de su esqueleto”.
Por eso, concluye el especialista, “Franz Joseph Hayn perdió la cabeza dos veces: una, metafóricamente, y la otra, por horroroso que parezca, literalmente”.
PCL