Irene Vallejo: el libro no va a morir, convivirá con las pantallas

"Los jóvenes son el futuro de la literatura, de la palabra", afirmó la escritora española en entrevista con Carlos Puig para MILENIO.

Irene Vallejo, autora de 'El infinito en un junco' (Octavio Hoyos).
Ciudad de México /

Para Irene Vallejo el libro no va a sucumbir a la era digital, al contrario, “convivirá con las pantallas”, así lo afirmó la escritora española detrás el fenómeno literario El infinito en un junco en entrevista con Carlos Puig para MILENIO.

Y es que para la autora los jóvenes “no son como muchas veces nos los representan; tienen sensibilidad, escriben sus propios poemas, se expresan. Ellos son el futuro de la literatura, de la palabra”.

¿Por qué un país debería invertir en la lectura?

"Creo que la democracia que inventaron los griegos es un diálogo, una conversación, y esa conversación depende de las palabras, de nuestras posibilidades de entenderlo. Y los libros nos hacen ponernos en el lugar de otro, nos aproximan a otras mentes, fortalecen los lazos de una comunidad, asientan lo imaginarios y creo que todo eso es esencial para que siga existiendo esta comunicación, esta conversación en la que se basan todos nuestros pactos y acuerdos. Ahí donde falla o se erosiona el lenguaje muchas veces surgen los populismos".

Foto: Octavio Hoyos

Hay algunas de esas cosas contadas en El infinito: que al poderoso no le encanta que a la gente ande leyendo demasiado. Ha habido momentos en la historia donde eso ha sido toda una pelea.

"Los enemigos de los libros han sido muchas veces gobernantes, emperadores, por eso resulta emocionante comprobar que la gente que ha conservado y salvado los libros era mucho menos poderosa; han concebido, a pesar de todo, que los libros sobrevivan. (…) Como las mujeres a las que tantas veces se ha dicho que leer novelas era algo que no les convenía, que no se les ha dado la oportunidad de aprender a leer, que han tenido mucho más difícil para convertirse en escritoras, pues que a pesar de todo se haya conseguido que estén presentes en la literatura, que se vayan superando los obstáculos y hay que tener en cuenta lo arduos que eran esos obstáculos y lo poderosos que eran los perseguidores. Creo que esto es una gran aventura y así lo he querido contar: como un relato lleno de peripecias, perseguidores, villanos y héroes".

Foto: Octavio Hoyos

¿Dónde reside la resistencia de este objeto?

"Se fueron probando distintas fórmulas hasta encontrar la que se aproxima más a la perfección, que es este objeto con las páginas, transportable, duradero, ligero, hermoso. El papiro que sale del junco, luego el pergamino, lo vegetal; ahora todavía seguimos escribiendo en las cortezas de los árboles y eso me parece muy hermoso. Pero hay una dimensión más que es el amor: de los lectores por los libros, los relatos, ha habido muchas personas que han hecho el esfuerzo de esconder y copiar libros, personas que han viajado con los libros, que se han arriesgado. Toda esa ‘comunidad del junco’ se ha movido por amor; por no querer imaginar un mundo donde esos libros y escritores amados no existieran o no tuvieran lugar".

Parte de escribir este libro fue cuando se anunciaba el fin del libro. Hoy está claro que el libro no va a morir, pero va a convivir.

"Convivirá con las pantallas, evidentemente. Yo tengo un Kindle, lo cierto es que trabajo habitualmente con el ordenador, y cuando leo quiero descansar la mirada en la blancura del papel. Además, aprecio la dimensión sensorial del libro, que lo acaricias, lo tocas, que tiene una dedicatoria, unas notas, que guardas dentro un recuerdo, una flor prensada entre las páginas".

¿Eres de las que los subrayan cuando lees?

"Tomo notas en otros papeles. A veces no me puedo resistir, pero siempre pienso que muchos de mis libros pueden ir a parar a bibliotecas porque a veces los cedo. Me gusta que el libro se puede regalar, se puede intercambiar, tiene las huellas de nuestro paso por los libros. A través de la historia encuentras libros con huellas de gatos, donde la gente dejó una loncha de embutido para marcar páginas… cuentan toda una historia de peripecias y personas que pasaron por esos libros y son objetos hermosos".

Quiero suponer que tu casa está invadida.

"Mi hijo va aprendiendo a evitar las pilas, las montañas de libros. A veces tenemos derrumbamientos que se oyen desde la otra habitación. Mi casa está invadida, pero a mí me parece que los libros hacen más hogareños las casas; son más frías esas pareces vacías, en cambio los lomos de los libros hablan".

Foto: Octavio Hoyos

En este viaje supongo que te has encontrado todo tipo de lectores. ¿Quién quisieras que te leyera hoy? ¿Quién te emociona más cuando de repente se te acerca y te dice ‘Leí El Infinito y me volví loco’?

"Me emocionan especialmente los jóvenes. Tantas veces decimos: ‘Abandonan la lectura, están cautivados por las pantallas, esto es un ritual antiguo’, y cuando vienen jóvenes y me dicen: ‘Me sentí tan emocionado, además este libro reivindica las humanidades que son importantes para mí’… esta vieja cadena de humanistas no se interrumpe nunca y los jóvenes van a continuar cuidando de la historia, filosofía, ese legado maravilloso. Son el futuro y no son como muchas veces nos los representan; tienen sensibilidad, escriben sus propios poemas, se expresan. Ellos son el futuro de la literatura, de la palabra".

Foto: Octavio Hoyos

yhc

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