Rostros del año y embajadores de la cultura mexicana, en eso se convirtieron en 2019 los bailarines Elisa Carrillo e Isaac Hernández, ganadores de los premios más importantes en su disciplina.
La mexiquense, de 38 años, obtuvo este año tres galardones soñados para toda bailarina: el Benois de la Danse, fundado por la Asociación Internacional de la Danza de Moscú; el Alma de la Danza, del Ministerio de Cultura de la Federación Rusa y la revista Ballet, y el premio Petipa Heritage Fund, de Eslovaquia.
“Después de este nuevo reconocimiento solo puedo decir que me siento bendecida y muy agradecida”, aseguró la bailarina mexiquense, tras recibir el tercer premio de peso en 2019 en una ceremonia realizada en el Teatro Nacional de Eslovaquia.
“Cuando salgo al escenario quien baila es México”, asegura Elisa, primera bailarina del Staatsballett Berlin, codirectora de la Compañía Nacional de Danza y creadora de la Fundación Elisa Carrillo Cabrera que impulsa a los nuevos talentos del país.
El caso de Isaac Hernández es igualmente exitoso. Es el único mexicano en presentarse en el Teatro Bolshoi, de Rusia, y cuenta con 13 medallas de oro en las competencias más reconocidas del mundo, además de tres Grand Prix. En octubre pasado fue elegido como una de las mil personalidades más influyentes de Reino Unido.
El jalisciense es el bailarín principal del English National Ballet de Londres y fue el primer mexicano en ganar el Premio Benois de la Danse, considerado el Oscar de la Danza, además de haber trabajado con compañías prestigiosas como la Ópera de París y el Mariinsky Ballet de Rusia.
Al igual que Elisa Carrillo, Hernández tiene una casa productora, Soul Arts Productions, a través de la cual promueve las industrias creativas como Despertares Impulsa y la Gala Despertares, que reúne a destacas figuras de la danza a nivel internacional.
Música y literatura
Otra destacada embajadora de la cultura mexicana es Alondra de la Parra, quien puede presumir que a sus 39 años ha dirigido un centenar de orquestas, incluida la de París, la Filarmónica de Londres y la Sinfónica de Sao Paulo. Además, durante dos años fue directora musical de Orquesta Sinfónica de Queensland, en Australia.
En febrero de este año la Deutsche Welle, el canal de radiodifusión de Alemania, estrenó el documental La maestra: Alondra de la Parra, en el que refleja su trayectoria profesional en plena armonía con su labor de mamá de Luciano y Julián.
“Jamás me plantee dejar la dirección con la llegada de mis hijos, pero es verdad que el trabajo es muy fuerte y la responsabilidad muy grande”, dijo en noviembre a MILENIO.
Dos datos más ilustran el prestigio de la directora de orquesta. En marzo pasado Alondra dirigió la Sinfonía inacabada de Franz Schubert, completada en su tercer movimiento por un teléfono inteligente de la empresa Huawei, con la asesoría del compositor Lucas Cantor.
Dos meses después la mexicana dirigió la Orquesta Nacional de Madrid. En su repertorio incluyó piezas Alberto Márquez, Silvestre Revueltas, entre otros autores, y recibió 10 minutos de ovaciones.
En el ámbito de la literatura, es imposible cerrar el año sin mencionar a Valeria Luiselli, cuyo libro reciente, Desierto sonoro, está ya entre los mejores del año, de acuerdo con la crítica de México y EU, además de los diarios The New York Times y El País.
La escritora mexicana fue finalista del premio Man Booker con el mismo título, que en inglés se llamó Lost Children Archive, surgido de su experiencia como traductora de niños indocumentados detenidos por autoridades migratorias de Estados Unidos.
Luiselli compitió con pesos pesados de la literatura mundial como Salman Rushdie, quien presentó Quichotte, y Margaret Atwood, con The Testaments.
Desierto sonoro es la tercera novela de Luiselli, donde se combina lo mejor de tradiciones literarias como el viaje y el éxodo. Es un recorrido por el territorio estadunidense de una pareja de documentalistas que busca información para sus trabajos, pero que termina por reflejarse en el recorrido.
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