Durante 25 años, Philippe Bac estuvo al lado de Jacobo Zabludovsky, sobre todo en su noticiero “24 horas”, una etapa en la que jamás dejó de estar junto a su maestro. Por ello al final se convirtió en uno de sus colaboradores más cercanos y en una de las mejores opciones para coordinar el libro 24 horas con Jacobo Zabludovsky, aparecido bajo el sello de Diana.
“Significaba el gran honor de trabajar en el gran noticiero de la televisión mexicana de aquellos tiempos, no podemos comparar lo que sucedía a principios de los 70 con las condiciones actuales de los medios de comunicación, hasta convertirse en el noticiero más visto o tal vez el único”, a decir del compilador del volumen.
En el libro se reúnen las anécdotas y experiencias de más de 50 personajes, la gran mayoría de ellos colaboradores, desde Alberto Peláez o Gregorio Meraz, hasta Fernando Schwartz, María Antonieta Collins o el mismo Joaquín López-Dóriga.
“Jacobo era un hombre de una inteligencia superior, de una enorme cultura. Por supuesto, no tenía la ingenuidad que se le puede atribuir, hay que recordar que eran otras épocas y, sin embargo, tenía el total control de su noticiero y sabía perfectamente dónde estaba ubicado y cuál era su función.”
Y es que el volumen no es una reflexión acerca del trabajo de Jacobo Zabludovsky en los medios de comunicación, sino más bien un homenaje, pues más allá además de conocer su influencia en la vida política, social o cultural de nuestro país, también tenía claro que no podía ser monedita de oro.
“No nos compete hacer un juicio realmente, pero él mismo reconoció cuál había sido su situación y su función en los años anteriores; en sus últimos años en el noticiero ‘De una a tres’, que también cobró mucha importancia, era el mismo Jacobo, las condiciones eran otras: era el mismo periodista, el mismo obsesivo por el trabajo y por la noticia.”
De ahí que el volumen sea visto más como un anecdotario que como un tratado sobre el quehacer periodístico en nuestro país, ya a otros, reconoció el compilador del volumen, le tocará hacer otra valoración acerca del periodista. En 24 horas con Jacobo Zabludovsky se trataba del ser humano.
“Qué gran figura pública no tiene la conciencia de la diversidad de juicios que su persona puede llegar a provocar, en cualquier ámbito: notoriedad significa exposición a todo tipo de comentarios y de críticas y qué bueno que así sea. Nadie es monedita de oro”, aseguró Philippe Bac.
Uno de los objetivos del libro fue el construir el perfil del personaje, del hombre y del profesional, por lo cual el volumen es visto como un viaje al pasado para acercarse al periodista exigente y obsesivo del trabajo, y sobre todo al ser humano: un ser que poseía un sentido del humor muy fino, era un gran lector y con una amplia cultura general.
“Era el primero en llegar y el último en irse, de una exigencia superior: comúnmente decía que éramos sus ojos y sus oídos.”
El volumen no pretende ser un tratado universal de periodismo o asuntos noticiosos, sino un libro anecdótico en el que se busca resaltar más a la persona con la que convivían todos los días, con lo que de alguna manera se recuperan aspectos como su sentido del humor, a decir de Philippe Bac.
“No se podía disociar a Jacobo Zabludovsky ¿y de su enorme sentido del humor, de esa palabra medio cálida, medio ácida, que siempre expresaba.”