Jarman, signo de colectividad

Música

Si ha existido un grupo en el que confluyeron sin distingos diversos estilos de jazz con músicas de varias épocas y culturas, ha sido el AEC.

En su discurso de invocación del festival, Jarman afirmó que el encuentro no solo se refería a la música. (Especial)
Ciudad de México /

Hace años tuve la fortuna de saludar a Joseph Jarman en el Vision Jazz Festival de Nueva York, recordándole sus impresionantes presentaciones con el Art Ensemble of Chicago (AEC) en México. El maestro sonrió y se puso a tararear las primeras notas de “La Virgen de la Macarena”, pieza de la fiesta de los toros con la que iniciaron sus arrolladoras faenas en el Auditorio Nacional.

Si ha existido un grupo en el que confluyeron sin distingos diversos estilos de jazz con música de varias épocas y culturas, ha sido el AEC. El 9 de enero el grupo recibió su tercera estocada (en años previos murieron dos de sus integrantes): a los 81 años se extinguió la vida de Joseph Jarman.

Para entender la esencia del AEC recordemos sus palabras en una entrevista con Jason Gross, en la que declaraba que, como antiguos integrantes de la Association for the Advancement of Creative Musicians, todos los músicos del quinteto habían “desarrollado una especie de lazo que era tanto espiritual, como político y financiero”.

El reportero le habló del aspecto ritual del grupo que se presentaba con distintos atuendos y que Jarman se mostraba semidesnudo. “No estaba medio desnudo —dijo entre risas—, estaba totalmente desnudo”.

Luego describió lo que se veía en el escenario: “Por ejemplo, Lester (Bowie) usaba una bata de doctor; era el científico, el experimentador. Roscoe (Mitchell) era el hombre de negocios, el caballero. Yo era una suerte de imagen chamánica proveniente de varias culturas, lo mismo que Malachi (Favors) y (Don) Moye. Tú sabes, pintarse la cara en las culturas no occidentales es un signo de colectividad; es un signo de que uno representa a la comunidad. Lo hacíamos era representar a todos en todo el universo, y eso también era expresado en la música”.

El discurso apasionado de Jarman no se detenía, como su obra discográfica, que seguiremos escuchando. “Por eso la música era tan interesante: no se limitaba a los instrumentos occidentales, africanos, asiáticos, sudamericanos o de donde fueran. Si necesitábamos un sonido, poníamos una silla de piel en el escenario y la rascábamos: era la única manera de obtener el sonido”.

DISCURSO

SONIDOS POR LA PAZ
En su discurso de invocación del festival, Jarman afirmó que el encuentro no solo se refería a la música, “sino a una visión contra la guerra, el asesinato, la violación, los asaltos y los robos. A través de la música pueden ver la verdad dentro de ustedes mismos”.

  • Xavier Quirarte
  • xavierquirartenuevo@gmail.com
  • Es autor de Ensayos de jazz y literatura (Editorial Doble A), es coautor de Por amor al sax y John Coltrane. Periodista especializado en jazz, rock y música contemporánea, sus textos han aparecido en los periódicos El Nacional, La Crónica y Milenio, y en revistas como Casa del Tiempo, Rock y Pop, Sólo Jazz & Blues, Círculo Mixup, La Mosca en la Pared, Cine Premier, Dos Filos, Sacbé y otras

LAS MÁS VISTAS