A Javier Camarena, como siempre, le sobró corazón. Su regreso a la Sala Nezahualcóyotl después de seis años y una pandemia fue para cantar a las mujeres, en el programa oficial, y, como médium lírico, dejar que las mujeres cantaran a través de su voz en encores que prodigó a un público demasiado entusiasta.
El tenor veracruzano y figura de la ópera internacional dijo que, por ser marzo el mes de la mujer, dedicaba a las mujeres su segundo recital en México en el contexto de la pandemia, pero, sobre todo, a las compositoras mexicanas. De hecho, ha sido recurrente, en sus más recientes conferencias de prensa, que Camarena destaque el papel de las mujeres en la sociedad y condene la violencia contra ellas, como la que se fomenta incluso en ritmos musicales como el reguetón, género que aborrece por lo mismo.
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No sólo eso. Acompañado por su pianista de cabecera, el cubano Ángel Rodríguez, Camarena mostró su versatilidad para interpretar canciones de arte de Vincenzo Bellini, Francesco Paolo Tosto y Franz Liszt, pero también, en un mismo plano estético, piezas clave del cancionero popular mexicano.
“Alguien demasiado purista me preguntó que por qué incorporaba canciones populares en los recitales de canciones de arte. Mi respuesta fue que yo abogo más por el arte de hacer una canción que por la canción de arte”, contó el tenor de los bises recurrentes en escenarios internacionales, como el de la Metropolitan Opera House, los teatros Real de Madrid, y Liceu de Barcelona, o en Covent Garden.
Así que por la voz del mago de los sobreagudos, del rey del Do de pecho, de la máxima figura actual de las óperas belcantistas, desfilaron la Laura de Petrarca, la Amaranta de Tosti, pero también las muy mexicanas Ema Elena Valdelamar, Consuelito Velázquez y María Grever.
Un programa de amor, sin duda, pero también de esperanza, porque “la música trae esperanza”, dijo Camarena cuando lo presentó a la prensa.
La tarde del domingo 20 de marzo, la Sala Nezahualcóyotl del Centro Cultural Universitario estuvo a medio llenar, por los protocolos sanitarios que sigue aplicando la UNAM, con público reducido al 50 por ciento de su aforo para eventos culturales, casi un absurdo puesto que otros escenarios capitalinos ya se permiten cupos completos, como el Auditorio Nacional o el Palacio de Bellas Artes, donde Camarena y Rodríguez se presentaron con lleno en octubre pasado. O el festival Vive Latino, que se celebró el fin de semana en un Foro Sol a reventar, a diferencia del recinto icónico de Ciudad Universitaria. Las anteriores presentaciones de Camarena en la Neza fueron para sus recitales en homenaje al español Manuel García, en 2018, y antes con Ramón Vargas y Francisco Araiza, en 2016.
Quizás haya sido el recital con menos público que ha ofrecido Camarena, acostumbrado a los llenos totales, incluso en las transmisiones en vivo desde la MetOpera en el Auditorio Nacional, que registró récord de asistencia y agotó las ocho mil localidades disponibles, para su histórica función de La fille du Régiment del 2 marzo de 2019 con el tenor veracruzano en el protagónico y en la que, para variar, bisó el aria “Ah! Mes amis, quel jour de fête!” para acumular esa temporada más de 100 sobreagudos.
Sin embargo, el público en la Neza se entregó a Camarena, quizás demasiado, los aplausos interrumpían las secuencias de las romanzas y canciones y no permitían escuchar los finales, algo que parecía incomodar al pianista Ángel Rodríguez que, para acallar aplausos, retomaba el hilo del recital.
Sergio Vela, director de Arte & Cultura del Grupo Salinas, que auspició la presentación en colaboración con la Coordinación de Difusión Cultural de la UNAM, a través de su dirección de Música, había calificado el programa como “un repertorio refinado y exquisito, íntimo” de romanzas y canciones.
A las 18:00 horas en punto, Camarena y Rodríguez salieron al escenario e interpretaron Tres arietas, de las 15 piezas de esa índole que compuso Vincenzo Bellini; después vino el ciclo de Cuatro canciones de Amaranta, de Francesco Paolo Tosti, con textos del romántico italiano Gabriele D’Annunzio. El programa oficial cerró con Tres sonetos de Petrarca, de Franz Liszt, sobre la poesía del renacentista.
Apenas una hora en la que Camarena y Rodríguez habían conmovido al público, en especial con las obras de Tosti y Liszt.
El público pedía de todo al tenor como encores. Desde que cantara la famosa aria de Donizetti que ha encumbrado a Camarena, “Ah! Mes amis, quel jour de fête!” hasta algún despistado le pidió Nessun Dorma, de la ópera Turandot, de Giacomo Puccini. Muchos otros exigían Júrame, de Grever.
Y el tenor se entregó a las mujeres. Camarena, distinguido en 2021 como Cantante del Año por Opera News Awards, dejó el escenario y los aplausos lo regresaron. E hizo su homenaje a las mujeres, pero en especial a las compositoras, primero con tres encores, que fueron celebrados por un público de pie: "Mucho corazón", de Ema Elena Valdelamar; "Franqueza", de Consuelito Velázquez. Y cerró con "Despedida", de María Grever. El tenor y su pianista se retiraron, pero no se despidieron. Después de varios minutos de aplausos, regresaron. Y Camarena volvió a la Grever, para cantar "Muñequita linda", uno de los grandes éxitos en voz de Javier Solís. En una de las butacas estaba la periodista Silvia Lemus, la viuda de Carlos Fuentes, quien, conmovida, alcanzó a decir: “Esas eran nuestras compositoras”.
ÁSS