Pitayo Music es un sello discográfico que apuesta por la “producción artesanal”. Juan Pablo Aispuro, su fundador, cuenta que el proyecto inició como un espacio para la difusión “de los músicos que me rodeaban y admiro”.
Aispuro estudió música y jazz en Francia. Cuando regresó a México, en 2011, se dio cuenta de que había una escena “muy buena y muy grande de artistas de jazz, pero que no se podía comprar, no era adquirible. Era como una escena de bomberazos”.
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“Algo que pasa mucho con los músicos de jazz en bares o restaurantes en los que surgen oportunidades de tocar es que se abren fechas y los músicos dependen mucho de la disponibilidad de otros compañeros. Aunque puedas ver una muy buena presentación nunca más se van a volver a juntar. Faltaban proyectos sólidos, proyectos que tuvieran una trayectoria continua”.
Fue así como empezó, primero en un estudio que se llamaba La casa del árbol y después desde Pitayo Music, a crear discos y compilados con artistas invitados.
“Con La casa del árbol empezamos a sacar algunos discos, esto ya tiene unos siete años, y a raíz del material que se fue juntando pensé que era importante crear un sello, algo que nos arropara a todos”.
Hasta el momento, Pitayo Music ha firmado con cuatro artistas, entre ellos Luri Molina, Flora Pasquet y Juanjo Gómez, de los que produjo sus nuevos materiales, además de Roberto Verástegui, quien se integró recientemente a la disquera.
Al mismo tiempo, el sello no sólo propone discos de artistas, sino que también crea compilados y discos temáticos en donde lanzan su propia visión sobre qué es la música.
“Tenemos un disco que se llama La casa invita, en el que convocamos a diez contrabajistas a tocar con Alex Mercado y Pablo Prieto, para mostrar cómo un contrabajista puede cambiar radicalmente la forma en la que suena el mismo trío; en septiembre vamos a sacar un disco que se llama Música por mi México, en relación a lo que pasó en 2017 con los sismos. No es sólo una propuesta de artistas sino que también intentamos mostrar la escena que está viva en la ciudad”.
Juan Pablo Aispuro también define a Pitayo Music como una ventana a la que se pueden asomar personas que se acercan por primera vez a la escena del jazz.
“Tenemos sesiones en línea que se llaman Sesiones en la casa del árbol. Ya llevamos dos volúmenes y la tirada es que cualquier persona que quiera saber qué está pasando con el jazz entre y vea que hay varios artistas y si alguno le gustó pueda dirigirse a conocer sus proyectos personales”.
Entre los últimos lanzamientos de Pitayo Music está La lanza de Helmut, de Luri Molina; I don’t want, de Flora Pasquet, y Disfraces, de Juanjo Gómez.
En el caso de Luri Molina, “por la generación a la que pertenece y el tema de la nostalgia, consideramos maquilar el disco como físico. El disco tiene composiciones originales con invitados como Roberto Verástegui o Diego Franco.
“Además de juntarse con la camada joven de jazzistas, la diversidad de haber tocado con mucha gente le ha permitido conceptualizar muy rápido la música”.
El disco de Flora Pasquet es “un alebrije musical”, una mezcla de experiencias y lugares.
“Ella ha vivido en la isla de la Reunión, París y ahora México. Esto ha hecho que Flora comparta todo lo que ella ha vivido sin importar el idioma”.
El sencillo de Juanjo Gómez, dice Aispuro, es muy representativo del sello. Está conformado por sesiones que fueron hechas para lograr un álbum.
“Juanjo apuesta mucho porque la música suene diferente dependiendo de quién la esté tocando. Hay algunos temas que retoma de su trío, hay temas nuevos y realmente pone la confianza en los músicos a los que invitó. Aunque sigue siendo la música de Juanjo, el discurso fluye sin obstáculos. Es muy representativo de Pitayo porque enseña este trabajo de comunidad”.
ÁSS