Para la crítica literaria, la escritura más sosegada le pertenece a John Banville, mientras la vertiginosa viene de la pluma de Benjamin Black, si bien las cosas pueden cambiar ahora que su agente literario le pidió firmar con el original toda su obra, sin importar si se trata de la serie negra.
Quirke en San Sebastián es el octavo título de una propuesta literaria que se construye desde diferentes vertientes: es la parte más dinámica en la escritura del autor, la de la llamada novela negra, pero también fue la oportunidad de guardar un secreto, el de su seudónimo.
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Y ahora que su agente literario le pidió que firmara todas sus novelas con el nombre de Banville, el escritor hizo una concesión a su editorial en español, Alfaguara, para que sólo en estas ediciones pueda aparecer con el seudónimo que lo ha acompañado en esta aventura literaria.
“No suelo leer mi obra y escuché algunos audiolibros de Benjamin Black, leídos por Timothy Dalton, quien más que leer ofrecía una interpretación como actor: los estaba escuchando como si no hubiera sido el autor y pensé que, si no estaban tan mal, por qué no usar mi propio nombre. Decidí matar a Benjamin, más bien enviarlo al exilio a España. Entonces está en el sol español, en lugar de en el norte, donde la vida es más dura”.
En el lanzamiento de la novela, el escritor irlandés habló de su desapego de los géneros literarios, más allá de que las novelas negras lo sean porque hay un crimen, normalmente, no cree que signifique absolutamente nada: “un libro de Simenon o de John Le Carré no son de género”, lo que hay en la literatura son libros buenos y otros que no son tan buenos, por eso a los “libros los coloco alfabéticamente, no tengo ningún rincón de ficción literaria”.
“Escribir libros no me dice nada de la gente. Cuando ya tenemos unos 14 años de edad sabemos todo lo que podemos esperar de los seres humanos y, a medida de que vamos creciendo, vamos encontrando más cosas. Me parece que los seres humanos son infinitamente sorprendentes: no los entiendo, me confunden, no sé por qué estamos aquí, por qué pasa lo que pasa: los científicos dicen que es por un accidente de los quartz y así es como llegamos a la existencia, pero eso me parece un fenómeno muy raro que no comprendo”.
Vacaciones de un personaje
Su escritura parte de una lucha permanente por comprender algo de lo que se vive en la realidad, como esta situación extraña en la que nos encontramos toda la humanidad en este momento, “pero no entiendo nada”. La apuesta que es que el lector termine por disfrutar esa historia: el deleite, el placer, el disfrute de la lectura.
“Trato de escribir libros que a mí me gustaría leer, aunque cuando los termino me ponen enfermo, un problema mío, no es culpa de los demás: el propósito es que los entiendan, que los disfruten, pero los buenos lectores son como los buenos escritores. Uno siempre espera lo mejor”.
John Banville o Benjamin Black mandaron de vacaciones al personaje de la serie negra del escritor, una idea que le vino precisamente de un viaje, como sucede ahora con Quirke en San Sebastián:
“Estaba en el norte de España, hace algunos años, en un festival literario y me encantó San Sebastián, y me propuse darle unas vacaciones a Quirke. Así surgió la idea y estoy seguro de que todos los detalles sobre la ciudad son erróneos, no corresponden a la ciudad, pero en la novela no es importante”, compartió durante una videoconferencia.
Ahora que se encuentra en el aislamiento, se siente un tanto tranquilo: “llevo esperando esto toda mi vida”, aunque eso también le genera un sentimiento de culpa a sabiendas de que buena parte del planeta sufre en la actualidad.
“Me gusta estar aislado, el silencio a mi alrededor, detesto la Navidad, pero me encanta la semana que hay entre la Navidad y el fin de año, porque es silenciosa, no pasa nada: nadie me invita a comer, a cenar, nadie viene a visitarme”.
PCL