John Milton recuerda que cuando vio por primera vez a su padre, el mítico Taurus do Brasil, haciendo hipnosis, pensó que se trataba algo relacionado con la "magia", una impresión que no pocas personas tienen sobre este estado de conciencia.
Pero su progenitor, que pasó a la historia como el hipnotista más famoso del mundo, ante tal percepción le dijo: "La hipnosis no es magia, no son poderes". Y le insistió: "Si verdaderamente tienes la intención de conocer los secretos de la hipnosis, lee, incrementa tu acervo cultural".
- Te recomendamos Camila Healing comparte su experiencia de vida, a través de Hipnosis de Sanación Estilo
El joven John hizo caso del consejo de su padre y devoró libros y revistas, hasta que en la Enciclopedia Británica encontró una definición sobre la hipnosis: "un estado mental donde el paciente presentaba una alteración en la percepción conciencia, pero no perdía conciencia".
"Yo decía: '¿Cómo que no pierden conciencia?'. Iba a las presentaciones y a la gente que entraba en estado hipnótico bajo el modelo Taurus le preguntaba: '¿Usted se acuerda de lo que hizo?', y las personas que participaban en el proceso no recordaban qué es lo que hacían".
La duda de por qué la gente no recordaba nada bajo el proceso hipnótico llevó a Milton a intentar "dilucidar y conocer la verdad", y sobre la marcha se dio cuenta que existen tantas formas de inducción a la hipnosis "como distintos credos religiosos en el planeta".
Hipnosis sincrónica
En 1995, tras graduarse en la carrera de Administración empresas de la Universidad Panamericana, John acudió a un curso de la World Association of Eclectic Hypnotherapists, auspiciado por el doctor Emmanuel Olokotun, donde entendió la relevancia del proceso de hiperventilación pulmonar con mecanismos diafragmáticos para generar un estado alterado de conciencia.
"A partir de ese momento empiezo un trabajo de instrucción, de enseñanza, de luchar por ponerle un nombre a las cosas, que no sea mi verdad ni su verdad, sino que sea una sola verdad para todos. (...) Decidí que fuese un nombre más accesible para todo el común denominador de la gente: hipnosis sincrónica, que es moderna, agresiva y cambiante, tal y como los tiempos que estamos viviendo".
"En el 2020 nace un protocolo que lo certifica. Muchos doctores dicen: 'Lo que nosotros creímos o nos enseñaron como hipnosis, no lo era. Y lo que Taurus y John han hecho es un proceso de inducción de hipnosis que es cuantificable'".
Sobre la hipnosis sincrónica, el maestro en Programación Neurolingüística añade: "Un proceso de hipnosis normal tendrá entre un 5 y 10 por ciento de efectividad ante la población mundial, y en este proceso (hipnosis sincrónica), del 100 por ciento de participantes, entre el 89 y 94 por ciento podrán experimentar alguno de los distintos niveles de profundidad". Una diferencia abismal.
Ayudar a las personas
Hace algunos años, John Milton tomó la decisión de no priorizar la hipnosis individual porque, "de acuerdo a lo que yo he invertido en mis conocimientos, si quisiera devengar lo que vale una hora de mi tiempo, estaría cobrando elevado el costo. Entonces, quise intentar de una forma utópica, hasta cierto punto ingenua, hacer un evento masivo, disfrazarlo de un evento lúdico - sus fechas se pueden consultar en su sitio web -, pero bajo la premisa que hacer que los participantes acudan bajo los compromisos de pensar y ser honestos".
"No es un don, no es un poder, no es brujería. Es un conjunto de técnicas que, si se siguen correctamente, permitirán llegar a un estado mental que pertenece a todo ser humano, sin importar su estatus socioeconómico, color de piel o inclinaciones políticas", asegura el hipnotista.
Y puntualiza que "lo peor que puede pasar es divertirnos un poco".
"Desde un prisma que solo debería ser entretenimiento, a alguien se le ocurre intentar crear un cambio social que venga del corazón y la mente. Es en esa manera utópica... mi papá tuvo 63 años de trayectoria y yo llevo 32, entonces, entre padre e hijo, son más de 95 años intentando mejorar el mundo en el que estamos. Bendito Dios son más los caso de éxito que de fracaso", concluye.
Un padre que dejó huella
Sobre su padre, John externa que fue un hombre "que me sigue dando lecciones de vida. Hablar de un solo recuerdo sería un craso error respecto a todos los conocimientos que me dejó: fue un visionario, una persona adelantada, un hombre divertido, de buenos sentimientos y extraordinaria calidad de ser humano. Y tuve la dicha de que fue mi papá. Fue un hombre de 83 años de edad, 63 de trayectoria artística profesional, conociendo más de 50 países y escribiendo más de 20 obras. En su tiempo trascendió y dejó una huella imborrable en todos nuestros corazones".
yh