Jorge Carrión (Tarragona, España, 1976) presenta en México Las huellas (Galaxia Gutenberg) compuesta por cuatro novelas: Los muertos, Los huérfanos, Los turistas y Los difuntos y que hasta ahora se habían leído por separado.
En entrevista con MILENIO, el escritor y crítico cultural, aseguró que su tetralogía es una máquina de preguntas y opinó que son como una especie de mapa neuronal y crean una cartografía de todo el mundo.
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—¿Desde un principio la pensaste como una tetralogía?
Tuvieron que pasar 15 años para que yo lo entendiera como un cuarteto y todas tienen que ver con la misma obsesión. Cómo nos relacionamos con los muertos de la ficción y en general con nuestros muertos, y también tienen la misma voluntad de contar el cambio del siglo XX al XXI, de un mundo y de una época, a través de los personajes, que son George Carrington y Mario Alvares.
—¿Cómo se relaciona la utopía con la distopía?
Siempre estamos en un precario equilibrio entre los dos aspectos como la afición nuclear, los avances en genética y tantos otros aspectos de la ciencia y la tecnología o de las artes que son luminosos, pero a la vez, hay guerra en Ucrania y una invasión terrible de Gaza; siempre hay aspectos positivos y negativos en todas las épocas, la nuestra no es especial, es una época en que lo oscuro y lo luminoso, lo positivo y lo negativo, conviven como en cualquier otra.
—¿Cuáles son tus obsesiones en las novelas?
Las huellas que escribí entre la primera y la segunda mitad del siglo, habla mucho de la memoria histórica, pero un tema que recorre toda tetralogía es si es posible hacer una obra maestra en el siglo XX y si sería una serie de televisión o un proyecto transmedia y sobre todo, diferente a una plataforma privilegiada, como es la novela, que es consciente de la centralidad de la literatura para contar otras formas artísticas.
—¿Y la relación con los “no humanos” de lo que hablas?
Me interesa mucho el tema, por la metáfora de cómo nos relacionamos con los muertos de la ficción, me sirve también para pensar cómo lo relacionamos con nuestras mascotas, con nuestros algoritmos, con nuestras plantas y con todos los seres que nos acompañan en la vida cotidiana.
—¿Qué tratas de decir?
La novela no explica nada. La literatura plantea, sugiere, crea escenarios, personajes y psicologías. Creo que la tetralogía es una máquina de hacer preguntas, preguntas que plantea la ficción y que yo me hago también y no da ninguna respuesta, cada lector tiene que encontrar las suyas.
—¿Qué es entonces Los murmullos?
Son cuatro novelas que intentan conectar personajes, ideas e historias de mundos como una especie de mapa neuronal, son novelas que crean una cartografía de todo el mundo, porque hay escenas y personajes de todos los continentes y sobre todo es un mapa mental mío, de quién era yo entre 2008 y 2013 cuando las escribí… y también, quizá, un mapa que lleve a los lectores a otros paisajes mentales.
De un grupo de supervivientes de la Tercera Guerra Mundial a la historia de un hombre se materializa desnudo en un callejón de Nueva York a Vincent, quien lleva diez años pasando los días en el aeropuerto de Heathrow, donde estudia a la gente y trata de adivinar sus vidas, son solo algunas de las historias que reúne el escritor preocupado por el futuro, el ser humano y la tecnología.
—¿Hablas de cambios en el mundo?
Sí, el gran cambio que supuso el 11 septiembre, hay que recordar lo fácil que era viajar por los aeropuertos del mundo, también del cambio con Internet y Google, las redes sociales… Es un especie de libro de las mutaciones o de las transformaciones.
—La política y temas como la ultraderecha también están presentes en la novela
Sí y fue una sorpresa. Al releer las cuatro novelas me doy cuenta que hace más de diez años yo ya hablaba del auge de la extrema derecha, debido a la oposición y sus políticas de memoria de la izquierda a nivel mundial, que al centrarse en aspectos del pasado, no consiguió crear relatos esperanzadores de futuro. La extrema derecha se ha beneficiado de eso creando sus propias narrativas y alternativas. Aunque la novela no se centra en eso, sí que habla del auge del fascismo, del nazismo e incluso de los samuráis en Japón en el siglo XXI. Habló de lo que sucede a través de metáforas y de símbolos.
—¿Te gusta experimentar con los géneros?
Me interesa aprender, mezclar, experimentar, cortar y pegar, remezclar y ver como con elementos muy distintos, puedo construir una fórmula que funciona. En Las huellas hay de todo, hay mucha literatura, pero también hay internet, redes sociales, series de televisión, ciencia y tecnología; hay sociología, pensamiento y creo que la novela es una máquina que permite procesarlo todo. Me interesan más las ideas que te llevan a experiencias intelectuales, las imágenes, conexiones, las metáforas y los símbolos que te conducen a experiencias estéticas fuertes y no tanto trabajar con las narrativas y con los argumentos universales de siempre.
—¿La inteligencia artificial va a sustituir a los humanos?
Por supuesto que no, pero todo puede ocurrir en el futuro. La pregunta no es si nos puede sustituir, porque eso ocurrirá y cuando llegue el momento veremos si nos suplanta o conseguimos encontrar algún tipo de equilibrio o si de plano la apagamos (risas). Creo que es más una pregunta del cuándo y no del qué, porque es seguro que las máquinas nos superarán en casi todo.
—¿Acaso vives en el futuro?
No (risas), yo vivo en el presente, pero es que en el presente ya es futuro. Es una cuestión de fijarse en todo lo qué sucede y en mi nuevo podcast Gemelos digitales trabajo con la idea de que todos tendremos en el futuro un doble virtual, por ejemplo. Lo que hago es fijarme en lugares como el Barcelona Supercomputing Center y con las ideas que detecto trabajo mis libros. Con Membrana experimenté sobre el desarrollo de la inteligencia artificial y me gusta ver qué tendencias tienen más posibilidades de convertirse realmente en líneas fuertes del presente que apunta hacia el futuro.
—¿Te gusta ver más allá?
Me gusta hacer autopsias y arqueología. A través de lo que veo del pasado y el presente, intento entender hacia dónde va el futuro. Hace unos años estaba muy fuerte el metaverso, lo cripto y también la inteligencia artificial y los gemelos digitales y yo comencé a trabajar en estos dos últimos porque les veía potencial, no me fui por el cripto, ni el metaverso, si hubiera hecho una obra literaria con NFT probablemente no estaríamos hablando (risas) es intentar con intuición y curiosidad, descubrir aquello que tiene más potencial.
El escritor Jorge Carrión tendrá un encuentro con jóvenes en la FILUNI de la UNAM el viernes 30 de agosto a las 13:00 horas.
PCL