El día en que nació Santiago, Jorge F. Hernández metió un radio a la sala de parto, no quería perderse una corrida de toros justo en el momento en que se convertiría en papá por primera vez.
“A mi mujer, Aura, quien en realidad ha forjado y formado a estos dos (Santi y Sebastián) no le hizo mucha gracia. Cuando nació, yo estaba gritando ¡Olé! en la sala. Fue una época muy etílica de mi vida”, señala a MILENIO, Jorge F. Hernández, quien venció un cáncer por sus hijos.
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“Debo confesar que los primeros seis años de vida de Santiago, le tocó vivir con un padre que era bastante borracho, y eso marcó particularmente mi relación con él. En cambio, Bastián, tenía cuatro años cuando dejé de beber y no tiene mucha conciencia de cómo era yo antes de la sobriedad. Lamentablemente, a partir de mi sobriedad, fue cuando nos separamos Aura y yo, aunque hemos mantenido una relación amorosa y muy cordial, fue complicado”, agregó el colaborador de MILENIO.
Jorge F. Hernández habla con amor de sus dos hijos, Santiago (30 años) y Sebastián (26 años), quienes lo han seguido hasta el otro lado del mar, España, donde rescató Pérgamo, la librería más antigua de Madrid, y asegura estar “a toda madre".
Juntos han decidido conquistar sus sueños; sus hijos formaron el grupo Zuaraz, el nombre es el apellido de su madre al revés (Aura Zarauz), que ya suena en España y que pronto realizará una gira en México.
¿Cómo eran de niños tus hijos?
Aura, psicoanalista y subdirectora de un colegio, es una persona con horarios establecidos; los que no tenemos horarios, tenemos más tiempo para estar con los hijos, que de niños me preguntaban: ‘¿Y tú qué haces?, ¿a qué te dedicas?’. Yo les respondía: ‘Al escritorio y hago dibujitos’. Pero insistían: “¿Sí, pero de qué vivimos?”, tuve que decirles que yo vendía mi cuerpo… pero en una carnicería.
¿Cómo ha sido ser su padre?
Maravilloso. Son dos formas muy autónomas que reflejan también dos maneras de ser mías. Santiago tiene cosas que me recuerdan cuando yo empecé a leer, escribir y descubrí ese universo del que vivo; Sebastián está entregado a la música, otra parte que me ha acompañado en la vida. Son lo mejor que me pudo haber pasado, son las dos mejores personas que conozco en este planeta, sin agraviarte ni a otros pocos amigos a los que quiero mucho, pero en realidad, hasta arriba están Santi y Sebastián. Maravilloso. Son dos formas muy autónomas que reflejan dos maneras de ser mía. Santiago tiene cosas que me recuerdan cuando yo empecé a leer, escribir y descubrí ese universo del que vivo; Sebastián está entregado a la música, otra parte que me ha acompañado en la vida. Es lo mejor que me pudo haber pasado en la vida, son las dos mejores personas que conozco en este planeta. De hecho, cuando tuve cáncer, lo sobreviví gracias a estos dos, dije: “No puedo dejarlos desamparados”, yo quería ver en qué florecían y me sorprenden lo que hacen, piensan, escriben y lo que cantan.
¿Alguna razón para tener hijos?
Tengo todavía mis trenes de la infancia, una colección de soldaditos importante, ahora, honrada por los soldados que pintó Jorge Ibargüengoitia y que me heredó Joy Laville. Yo quería tener compañeritos para jugar a las canicas y hacer un fuerte apache, y resulta que mis hijos ya no quieren jugar conmigo, ya son hombres.
¿Fue complicado ser padre?
Sí, claro, con Sebastian, por ejemplo, no había convivido hasta que nos vinimos a España hace ocho años. Antes fue una época larga de hoteles los fines de semana. Luego, cuando tuvimos casa en la ciudad de México, que ya estaban un poco más creciditos, les tocó la gran época, una tertulia musical que yo tenía los jueves con compositores, cantantes y escritores que cantaban. Ahí, mis hijos aprendieron a tocar la guitarra de oído y a mí me cambió la vida, porque pensé que dejando de beber dejaba la bohemia y, al contrario, me volví peor.
En algún momento, los hijos se rebelan contra la figura paterna ¿Te pasó?
Por supuesto, yo también lo tuve con el mío, y creo que mi papá también con don Pedro Félix. Eso es pasajero, y también es parte de la adrenalina de estar juntos en este barco; son nimiedades.
¿Es más difícil ser padre escritor?
Hace poco vino Juan Villoro, uno de mis mejores amigos, promovió un libro donde reúne todo lo que ha escrito y párrafos dedicados a su padre. Menciona que sí es un problema cuando un padre está absorto por eso que llamamos la obra y nos hipnotiza leyendo, es una actividad muy solitaria. Creo que fue muy complicado para ellos entender que soy un bicho raro que duerme muy pocas horas, normalmente estoy despierto de madrugada, habito lugares llenos de libros y ahora, para colmo, soy librero.
Ahora tienes a tus dos hijos en España
En el caso de Sebastián, él veía que el panorama estaba muy incierto, aunque más o menos tenía claro que iba a ser la música. Yo le dije: “Pienso quemar las naves y vender la casa”. Nos venimos, mientras que Santiago terminó la carrera y llegó tres años después para hacer una maestría y ahora están haciendo varias cosas y triunfando con el grupo: ¡el son jarocho ya está conquistando la calle de Alcalá y La Gran Vía.
Jorge F. Hernández presume a sus hijos, recomienda los conciertos, se toma fotos y se muestra orgulloso. Además, Pérgamo ha funcionado muy bien gracias a que vende los libros de autores que le gustan como Jorge Ibargüengoitia, Valeria Luiselli o Verónica Gerber.
¿Has ayudado a tus hijos?
Me han dicho que siempre trato de favorecer a mis hijos y es cierto, a mucha honra. Todo lo que he logrado es presentarlos con escritores y escritoras, familiarizarlos con poetas muertos, con música que le gustaba a mi padre, que le decían “el gargantilla” y a mi abuelo, que ahora ellos interpretan con su giro. Espero celebrar con el nuevo disco y ojalá me dejen tocar tres rolas, aunque sea aquí en la casa.
¿Ya estás listo para ser abuelo?
Me urge tener nietos, por eso en Pérgamo leo a los niños y en la calle procuro saludar a todos y regalarles paletas, perdón… es la urgencia que tengo de tener nietos.
Siento decírtelo pero tus hijos son más guapos que tú
Eso ya es una cuestión de opinión, porque en el gimnasio el que recibe más aplausos soy yo. Yo estoy trabajando glúteo y pectoral (risas). Sebastián heredó los ojos azules de Aura, lleva el mar en la mirada. Santiago es más guapo que yo, y también mueve muy bien el pico; es el verbo más la carita, pues ya se comieron al papá.
¿Festejas el Día del padre?
Lo festejo todos los días. Ahora vamos a celebrarlo cantando y a pensar qué haremos en la Feria Internacional del Libro de Guadalajara, porque este año voy a presentar Cochabamba y creo que va a coincidir con la gira de Zuaraz y espero que triunfen en México como lo hacen en España. ¡Música, maestro!
hc