“Nunca perdió la brújula hacia los naufragios que lo invitaban los gobiernos en turno, no volteó bandera a la banda, ni vendió su alma al diablo tricolor o al color que fuera”, señaló José Agustín Tino Ramírez, hijo del escritor.
El sábado por la tarde se realizó el homenaje a José Agustín en los Patios del Tren Interoceánico en Cuautla. El escritor arribó en silla de ruedas con lentes oscuros de aviador y buen semblante, pero en silencio.
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Alzó la mano para saludar a sus fans y amigos con su esposa al lado mientras que estuvo atento a los elogios y recuerdos de sus amigos y colegas.
Para Hernán Lara Zavala, sin proponérselo, “José Agustín tomó la estafeta de Carlos Fuentes, sin más ni menos y la llevó hacia latitudes opuestas, no la llevó en la misma dirección. La saludable antípoda de Fuentes quedó representada por la presencia de José Agustín; con sus novelas La Tumba y De perfil le dio otro giro a la literatura y la modernizó, le dio un lugar a la juventud y se convirtió en la voz de nuestra generación”.
En la mesa de honor se encontraban Barry Domínguez, el incansable fotógrafo y amigo del escritor; Mario Casasús, autor del libro José Agustín en Morelos; Hernán Lara Zavala; Enrique Serna; José Agustín Tino Ramírez, y José Antonio Aspe.
“Cuando me preguntan, ¿por qué a José Agustín no le han dado el Premio Xavier Villaurrutia? Yo digo: a Dios gracias, por una razón muy sencilla, es demasiado escritor para ese premio. Además, José Agustín me ha dicho muchas veces que él representa la contracultura y sería un absurdo recibirlo… él ya nos ha dado una gran lección de lo que es ser escritor”, opinó Hernán Lara Zavala.
Recuerdos y anécdotas
Desde su pequeño estudio en el jardín de su paradisiaca Cuautla, bajo un gran árbol de mango machete, desde ese refugio, José Agustín, “El Mago”, lanzaba su voz al mundo asegurando de no irse en silencio a la tumba, recordaron.
“Parece que él venía a Cuautla en busca de serenidad, creo que eso lo atrajo del lugar. A veces, los escritores buscamos la vida retirada, la búsqueda de la sabiduría”, dijo el escritor Enrique Serna, quien lo llamó “amigo y admirado maestro José Agustín”.
Recuerdos y anécdotas sobre José Agustín fueron los protagonistas del homenaje con Cuautla como testigo, una tierra que se iluminó con la llegada del escritor y su famoso Encuentro de Escritores, entre muchos otros motivos.
“José Agustín le abrió las puertas al lenguaje para permitir las expresiones vernáculas, modismos, jergas, localismos… libre acceso a la tradición literaria. Gracias a él, las generaciones posteriores echaron mano del caló de los cholos, los narcos, el bajo mundo, los yonkis, gays, tepiteños; es decir, liberó al lenguaje del norte y del sur del país, para darle cabida popular e inyectarle autenticidad y creatividad. José Agustín cambió el concepto de lo que se concebía como lenguaje literario y a partir de él, las nuevas generaciones se lanzaron a expresarse en un discurso espontáneo”, afirmó Hernán Lara Zavala, quien lamentó que su “hermano mayor” ya no escribiera.
Entre aplausos, los asistentes tomaron el micrófono para agradecerle al maestro José Agustín por sus historias, su talento y porque, de una u otra manera, sus libros cambiaron la vida de muchas personas e influyeron en las nuevas generaciones de escritores.
Mario Casasús adelantó que va por buen camino el nombramiento del autor como Ciudadano Distinguido de Cuautla por el Cabildo, también la Sala de Lectura de la biblioteca municipal se llamará José Agustín y solo falta concretar el Honoris Causa por parte de la Universidad Autónoma del Estado de Morelos.
Finalmente, José Agustín Tino Ramírez recomendó: “Pasen a leer esos que no tienen miedo. Los invito a reencontrarse con la obra de José Agustín, nunca es demasiado temprano o demasiado tarde. ¡Salud por mi jefe, soy tu fan!"
PCL