Rinden homenaje a un “idolazo”: José Agustín

El evento contó con la participación de José Agustín Ramírez y Andrés Ramírez, hijos del escritor.

Rinden homenaje a José Agustín (Ariana Pérez).
Jesús Alejo Santiago
Ciudad de México /

Hace una década muchas cosas cambiaron en la vida de José Agustín. Pleno de ideas y de conversaciones, sucumbió al efecto de su obra entre los lectores al sufrir una caída frente a quienes deseaban estar cerca de él y, “por como resultaron las cosas, aún cuando no está muerto, estando aquí ya no está, no escribe y tiene varios problemas de salud”.

“Pero sus libros siguen ahí, tan frescos como siempre, esperándome y a algunos de sus miles de lectores más para sentir el magnífico estilo, innovador y revolucionario de las letras de José Agustín”.

Las palabras le pertenecen a José Agustín Ramírez Bermúdez, el hijo que no sólo lleva el nombre de su padre escritor, sino también de su tío y de su abuelo… Uno de los invitados por Héctor de Mauleón, Armando González Torres y José Luis Martínez S. a festejar los 75 años del autor de "La tumba", una de las obras emblemáticas de la literatura mexicana del siglo XX.

“Hay una enorme complejidad, aunque no lo parezca, al hablar de José Agustín. Es el narrador de la generación de quienes nacimos en los años 50 y 60, pero también es un hombre apasionado del cine, un cineasta que realizó películas como director y como guionista, tiene por ahí algunas intervenciones en el cine. Es un ensayista y observador de la realidad mexicana. Es un profundo conocedor de la música, sobre todo del rock en el que también tiene libros”, a decir del director del "Suplemento Laberinto".

Y esas facetas dentro de la creación, lo convierten en una figura central que retrata y refleja la vida política de este país, no sólo a través de su obra, sino también de su vida, contaba en ese homenaje alejado de lo oficial, en donde Andrés Ramírez, otro de sus hijos, mostraba algunas pertenencias de José Agustín que bien podrían formar parte de un museo en honor del escritor, pero también de evocaciones no sólo de agradecimiento, sino casi de nostalgia.

“Hoy en día, en este horrendo año de 2019, mi madre y yo somos los últimos marineros que deambulamos en esta cubierta de este navío fantasma: al barco de José Agustín. Nuestro capitán con amnesia, a quien no estamos dispuestos a abandonar, aunque la nave se hunda. Acaso no se lo merece. Ustedes lo saben, él no necesita presentación, mi padre siempre fue un gran artista, innato, de la tumba a la cuna: fue un viajero intrépido que se atrevió a ir más allá de las puertas de la percepción, forzó la cerradura, derribó la muralla de malas lenguas, recorrió los siete mares del alma y volvió para contarlo, como viejo lobo de mar”, decía José Agustín Ramírez Bermúdez en esta noche de homenaje.

En uno de los salones del tradicional Covadonga, porque no había mejor lugar para reconocer a José Agustín, Armando González Torres recordó su papel en la educación sentimental de varias generaciones. Su efecto, para bien o para mal, en la desinhibición de los jóvenes: su humor y su laboratorio de escritura.

“Sus personajes, su voz narrativa, antes que representar ejemplos, representaba complicidades. Su inconformismo fue fundamental en mi despertar sexual, en mi despertar intelectual, en mis esperanzas vitales. José Agustín y sus personajes fueron aliados indispensables en esa rebelión fundamental que requiere la adolescencia y, además, dada su vigencia, sus continuas reimpresiones, estoy seguro de que sigue siendo este símbolo para muchas generaciones”.

Y las palabras de Héctor de Mauleón podrían servir como cierre del homenaje a José Agustín, aun cuando las pronunció al comienzo de la charla: es el escritor que le da el carpetazo al boom, al exotismo de la literatura, “es el escritor que incorpora la voz de los jóvenes a la literatura mexicana y es criticadísimo por eso”.

“Se le dice que no hace literatura, que lo está haciendo en realidad son canciones del rock, etcétera. En una actitud marginal y retadora comienza a ponerse de frente a las vacas sagradas de la literatura, abriendo un camino nuevo, que cambió para siempre el curso de las letras mexicanas”.

myrd

LAS MÁS VISTAS