Ser hombre y practicar danza en México no es fácil, principalmente por los prejuicios machistas que existen en torno a los varones que desarrollan esta actividad artística. Aunque ahora, poco a poco, se ha ido abriendo el panorama y han surgido grandes exponentes masculinos, como Isaac Hernández, pero hace algunos años la aceptación social era más compleja; así lo vivió José Limón, el mexicano precursor de la danza moderna.
En el marco del Día de la Danza vale la pena conocer más de este bailarín que, antes de ser reconocido en todo el mundo, fue un joven que nació en Culiacán, Sinaloa el 12 de enero de 1908.
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Debido al movimiento revolucionario en México, la familia de José decidió mudarse a Estados Unidos en 1918. Estando allá, el joven realizó estudios sobre arte, pero fue un espectáculo de los bailarines Harald Kreutzberg e Ivonne Georgia, que presenció en Nueva York, el que lo inspiró para dedicarse a lo que nunca soltaría en su vida: la danza.
“Lo que presencié simple e irrevocablemente me cambió la vida. Vi la danza como una visión de poder inefable. Un hombre puede, con dignidad y torrencial majestuosidad, bailar. Bailar como las visiones de Michelangelo y como baila la música de Bach", contó Limón en una entrevista.
El inspirado José, que en ese entonces tenía 20 años, de inmediato se inscribió a la compañía de los coreógrafos Doris Humphrey y Charles Weidman, la única en ese momento que aceptaba hombres. Al principio le costó trabajo porque tenía los músculos duros debido a que practicaba atletismo, pero pronto mostró sus cualidades, que lo hicieron debutar en el musical Americana.
Limón Dance Company
“Precisamente porque el peligro de extinción es inminente, se necesitan hombres con dedicación y calidad para afirmar la cordura del hombre y danzarla. Ningún otro arte ofrece tal reto”, manifestó Limón en un testimonio que recoge el libro La danza. Imagen de creación continua (Waldeen, 1982).
Esta pasión hacía el baile hizo que, tras varios años siendo parte de la compañía Humphrey-Weidman, en 1946 decidiera emprender su propia empresa artística: la Limón Dance Company.
El grupo dancístico de Limón, que aún se mantiene vigente, logró condensar rasgos culturales de ambos países (México y EU), aspecto que le valió ser la primera compañía estadunidense que se presentó en Europa.
“Brindó una visión diferente de lo que tenía que ser un hombre bailarín: hacía un retrato de un hombre completo que es capaz de proteger a una mujer, pero al mismo tiempo con la gracia y sensibilidad para danzar en el escenario”, declaró en una entrevista Carla Maxwell, actual directora de la academia de Limón.
Precursor de la danza moderna
Mujeres como Loie Fuller e Isadora Duncan son quienes dieron origen a la danza moderna, expresión dancística que rompe con la rigidez del ballet clásico. Entonces, Limón 'llegó' a un movimiento ya existente, pero se le reconoce como precursor de tal porque reivindicó el papel del hombre en este género artístico, además de presentar técnicas que se valían del peso y la respiración corporal, sin dejar de lado la mezcla de culturas que añadía a sus obras.
Además, creó coreografías que siguen siendo utilizadas por las compañías de danza, como The Moor's Pavane, una pieza basada en la obra Otelo, de William Shakespeare.
“Destacaba la fuerza de la interpretación en el varón , aunque su universalidad reside también en una estética muy equilibrada”, declaró el coreógrafo Jaime Camarena sobre José.
Legado de José Limón
Hasta el final de su vida, Limón se mantuvo bailando. El gran artista murió por un cáncer de próstata el 2 de diciembre de 1972 en Nueva Jersey, Estados Unidos. Tenía 74 años.
Aunque pasó gran parte de su vida fuera de México, nunca desatendió su responsabilidad artística con su país de origen; las visitas del también docente en la reconocida academia Juilliard, en Nueva York, lograron que la danza mexicana viviera una época destacada.
“No solo vino y montó, también dio clases y estimuló la creatividad de los bailarines mexicanos de ese momento para que realizaran obras que incluso han llegado a ser obras icónicas, como el Zapata de Guillermo Arriaga”, declaró Elizabeth Cámara, directora del Centro Nacional de Investigación, Documentación e Información de la Danza 'José Limón' del 2006 al 2016.
yhc