“Me dedico al chisme del pasado porque en el presente no te dejan de chismear como antes (risas)”, contó a MILENIO José Luis Trueba (Ciudad de México, 1960), autor de Díaz. La otra historia (Océano).
“En esta novela, el lector va a encontrar a un Porfirio Díaz diferente a lo que conocemos, vamos, mucho más humano, sensato y distinto. Comenzando porque todos los mexicanos nos imaginamos a don Porfirio siempre viejo, como Sara García, que nunca fue joven y claro que no es así”.
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El escritor dijo que se topó con el personaje de Porfirio hace 14 años, cuando estaba trabajando una novela sobre Miguel Miramón, otra bestia negra de la historia: “Me apareció haciendo un cameo y desde entonces lo traía en la mira, pero era escurridizo. Hasta que estuve listo para él y fue un arrebato que valió la pena”.
Para Trueba Lara, escribir la novela fue “voltear a ver a don Porfirio desde la niñez hasta que se vuelve un adulto ya maduro. Es una aventura fascinante porque es un personaje que te ofrece muchas cosas: un hombre enamorado, un seminarista que acaba siendo excomulgado y un hombre de guerra que levanta ejércitos de la nada, incluso en contra de sus aliados, lo cual ya es canijo”.
Trueba Lara ha escrito las novelas Moctezuma, Malinche, Hidalgo. La otra historia y Juárez. La otra historia.
Político con colmillo
Su nuevo libro narra en primera persona la vida de Porfirio, el hijo de un cura franciscano que murió de cólera, el seminarista que colgó los hábitos para estudiar leyes, el joven incestuoso que amó profundamente a su sobrina, el masón de la logia Cristo Rey que fue escalando bajo la mirada escrutadora de Benito Juárez, el político agreste a quien su querida Carmelita convirtió en “don Porfirio”, el gran militar y patriota que murió exiliado en París.
“Es un hombre sensacional, pero también vemos al Díaz que aprende a hacer política. Cuando lo vemos viejo es un político con un colmillazo, pero de joven, aprende la política de la peor manera y acaba siendo una pantera. Es un hombre que me fascina porque él es el inventor de nuestra nación, todos nuestros mitos nacen con él y uno de los grandes ejemplos es Benito Juárez, una creación de don Porfirio”.
Ese fue Díaz, el chamaco oaxaqueño de gorro de piel de burro que cambió el rumbo de una nación, pero que acabó exiliado.
“Antes de don Porfirio, México era un sueño. Tiene invasiones de franceses y gringos, luego un imperio extranjero. Todo eso trastoca la idea de país y lo hace inviable como un sueño. Pero se empieza a volver realidad, hay que reconocerlo siempre, con los gobiernos de Juárez y Díaz, que es el gran conciliador del país, logra mantener en paz a los gringos, a los españoles, a los franceses, que incluso llegan a reconocer el gobierno mexicano y pacta la paz con la iglesia, entre muchas otras cosas”, comentó.
Porfirio Diaz pasó a la historia como un dictador, pero el escritor asegura que quizá no lo sea tanto. “Un dictador absoluto no hace tratos con nadie y él fue un hombre que todo el tiempo estuvo haciendo tratos. Era un mago para hacer alianzas, pero sí era un autoritario terrible, era tan bravo que mordía hasta los de casa”.
Una forma de escribir
“Cuando yo me siento a escribir, tengo que prestarle mi cuerpo y mi cabeza a los personajes y lo hice con él. Don Porfirio fue un hombre que peleó, no me vayas a preguntar cuántas batallas, perdió varias, infinitos combates e infinitas escaramuzas y el pilón es un hombre que tenía un poder brutal y de pronto te encuentras que eres un viejo achacoso, no solo es duro en el sentido físico, sino también es duro en el sentido de la época. Don Porfirio tiene la desgracia de morir muy viejo y ver como cae el país que construyó con la revolución de Madero, por supuesto, muy pronto abandona el país, a él no le toca ver toda la matanza revolucionaria”.
En la novela, don Porfirio cuenta su historia mientras espera la muerte para escupirle en la cara, a pesar de su avanzada edad.
Trueba Lara cuenta que es partidario de escribir novela histórica porque se divierte y espera que el lector también.
“Hay un par de diferencias cruciales en una novela histórica como la que estás leyendo. Por supuesto que hay muchísimas cosas que pasaron, pero en esa historia real, tú le agregas algo de lo que pudo haber pasado, como los diálogos entre don Porfirio y sus cuates. En la novela histórica pasa lo que al autor le hubiera gustado que sucediera, el narrador decide cómo lo va a abordar y crea algo que jamás pasó ni podría pasar pero te sirve para hilar la historia; es el mismo caso de la muerte que todo el tiempo anda rondando a don Porfirio en la novela y que fue un recurso para poder entrelazar todas las piezas de la historia real”.
José Luis Trueba Lara es escritor y editor. En Océano ha publicado las novelas Moctezuma, Malinche, Hidalgo. La otra historia y Juárez. La otra historia.
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