Los muros de agua, a 80 años de la primera novela de José Revueltas

Edición Fin de Semana

Celebramos al escritor, ensayista y activista político en el 80 aniversario de la publicación de Los muros de agua, su primera novela, editada en 1941, con una entrevista “desde ultratumba”.

Silvestre Revueltas escribió Los muros de agua | Especial
México /

Este año, el segundo consecutivo de una pandemia que golpea a la humanidad, se cumplen 80 de haberse publicado Los muros de agua, la primera novela de José Revueltas (Durango, 20 de noviembre de 1914-Ciudad de México, 14 de abril de 1976), que el prolífico escritor mexicano acompañó de un célebre introito donde se habla de enfermedad y realidad, y relacionado con la experiencia carcelaria. Para hablar de este y otros temas, la voz de Revueltas “desde ultratumba”. *

¿Y cómo le va de pandemia, maestro?

Terrible realidad, donde lo terrible (frasea vehemente) no es lo que imaginamos como tal: está siempre en lo más sencillo, en lo que tenemos más al alcance y en lo que vivimos con mayor angustia y que viene a ser incomunicable. Aunque siempre me ha interesado observar el horror, a la manera de Tolstoi, quien en sus descripciones de La guerra y la paz nos da lección: no negarse jamás a ver, no cerrar los ojos ante el horror ni volverse de espaldas por más pavoroso que nos parezca.

​Rostros deformados por la lepra, como los describió en carta a su esposa; rostros ahora cubiertos de mascarillas…

No quiero sacar conclusiones apresuradas. Miro todos los rostros, busco cuál es el rasgo esencial, no estrictamente fisonómico, sino el rasgo que me haga posible encontrar una síntesis de cómo son esos rasgos. ¿Será cierto lo que pienso? Creo que son rostros que han perdido la facultad de expresar; son máscaras, no dicen nada. Lo más terrible, lo más desconcertante de todo es que hasta este momento aún no hemos tropezado con un rostro verdaderamente horroroso. Bien, lo que pasa es que el horror está por dentro. El horror radica en que no son horrorosos de un modo completo, sino apenas.

Desde su siempre privilegiado y panóptico sitio de observación, ¿qué me dice de las maneras en que hemos enfrentado la pandemia?

Para nosotros no existe el horror: de tal modo estamos acostumbrados a él. Nos fascina Coatlicue, y esas otras deidades descubiertas en los últimos años. Los niños, para jugar, se ponen esas horribles máscaras de hule que, ahora me doy cuenta, no son sino leprosos. ¿Dónde se puede ver que esto sea un juego y una diversión? Sólo entre nosotros. Somos un país increíble. De demonios.

Una realidad de ciento veinte millones…

¡La realidad es algo más! La realidad debe ser ordenada, discriminada, armonizada dentro de una composición sometida a determinados requisitos. Pero estos requisitos tampoco son arbitrarios; existen fuera de nosotros: son, digámoslo así, el modo que tiene la realidad de dejarse que la seleccionemos. ¿Qué significa esto? Significa que la realidad tiene un movimiento interno propio que no es ese torbellino que se nos muestra en su apariencia inmediata, donde todo parece tirar en mil direcciones a la vez.

Tenemos entonces que saber cuál es la dirección fundamental, a qué punto se dirige, y tal dirección será, así, el verdadero movimiento de la realidad, aquél con que debe coincidir la obra literaria. Dicho movimiento interno de la realidad tiene su modo, tiene su método, para decirlo con la palabra exacta. Su lado moridor, como dice el pueblo (sonríe Revueltas, casi como un ángel).

¿Sí sabe que las Islas Marías son ahora un centro ambiental, educativo y cultural con su nombre?

Déjeme contarle un recuerdo de cuando fui a pedirle un favor al general Múgica. “Qué tal, cómo te encuentras”, me recibió: ¿que cómo me había ido en la Unión Soviética? La entonación de mi respuesta adopta una cadencia que quiere ser irónica y, ¡Dios mío!, mis palabras un giro con el que están seguras de resultar muy ingeniosas. ¡Pues…!, respondo displicente, un poco mejor que en las Islas Marías ¿no cree usted? (y la pregunta queda sin contestar, cuando me dispongo a salir solo, igual que como entré, de esta destartalada cantina cercana al Cuadrante de la Soledad, señalada por Revueltas para esta conversación desde ultratumba). _

* Todas las respuestas de esta “entrevista desde ultratumba”, provienen de citas identificadas en su abundante y miscelánea obra, 26 tomos en circulación.

Los muros de agua

En la novela cinco personajes son trasladados a las Islas Marías. Las peripecias que sufren en el transcurso y llegada a su destino, son un retrato de las violaciones a los derechos humanos y la degradación de quienes son llevados a este penal. Los personajes son forzados a los trabajos más duros de la isla, debido a la formación ideológica (marxista) y su activismo dentro del contexto mexicano en la primera mitad del siglo XX, siendo catalogados por los carceleros como “Los comunistas”. El novelista muestra el entorno social de aquellos años y su descomposición, específicamente en el estrato más bajo y desposeído.

​bgpa

  • Mauricio Flores
  • mauflos@gmail.com
  • Periodista, estudió Ciencia Política y Administración Pública en la UNAM

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