Josefa y Esperanza de Velasco, una orquesta de sororidad y soundtracks que valoran el silencio

Las hermanas, responsables de la Orquesta Sororidad y del estudio de grabación y composición Fonobox, revelan a MILENIO su sentir musical.

Las hermanas han desenvuelto su música en muchos proyectos | Instagram @josefayesperanza
Ciudad de México /

La música llegó a la vida de las hermanas Esperanza y Josefa de Velasco pocos años después de aprender a caminar; herederas del genio del compositor Belisario de Jesús García, su bisabuelo, escucharon a Ígor Stravinsky y a Ennio Morricone siendo niñas, lo que despertó su interés en crear. Actualmente destacan como compositoras versátiles y directoras de orquesta.

Crecimos tocando el piano, tomando clases de folclore y teníamos esos momentos en que nos poníamos a experimentar en el piano, a buscar melodías o canciones que, más allá de componerlas para alguien más, eran un proceso personal. Ya cuando escogimos de carrera la música fue algo más formal”, recuerda Josefa en entrevista con MILENIO.

Este proceso de crecimiento musical las llevó a adquirir conocimientos de la Academia de Música Fermatta, del Sistema Nacional de Fomento Musical y en clases con maestros como Humberto Hernández Medrano, Cliff Colnot, Kenneth Kiesler y Riccardo Muti.

“Es padre complementarnos las dos. Antes la comparación era más dura, pero ahorita estamos en el proceso de compartir, de pedir la opinión de la otra, crecimos en ese aspecto”, acentúa Esperanza.

Un proyecto donde comparten es la Orquesta Sororidad, que nació en el 2020 luego de que la Secretaría de Cultura las invitó a formar un ensamble para cerrar el Festival Tiempo de Mujeres.

Josefa recuerda que tuvieron "entre dos y tres meses para armar esta orquesta, y estuvo bonito porque convocamos músicas y encontramos muchísimas muy talentosas. Iba a ser en la plancha del Zócalo y justo fue el rollo del covid-19, entonces tuvimos que hacerla en el Teatro Esperanza Iris y estuvo en la tele, en medios".

"Normalmente en una orquesta la mayoría son hombres, eso es lo más normal, pero aquí el nivel de equipo y la comunicación, el tomar decisiones y compartirse fue muy distinto; ya no estás pensando a ver si me aceptan el comentario, estás trabajando y ya. Eso generó algo nuevo de quitarse el estigma de que entre mujeres nos metemos el pie, más bien fue una sororidad muy hermosa. Nosotros también lo disfrutamos muchísimo porque te quitas muchas máscaras", detalla Esperanza sobre la Orquesta donde conviven 80 mujeres.

— En su trabajo abordan una gran diversidad de sonidos. ¿Esto siempre ha sido algo natural?

"Sí. La música y ser artista no es nada más una cosa. A veces me quita un poco la paz porque dicen que el que mucho abarca poco aprieta, hay gente que se especializa, pero nuestro camino no ha sido así. De repente ha habido oportunidades increíbles para dirigir orquesta, pero de repente se da la oportunidad de escribir y dirigir un concierto, o nos piden solamente escribir cosas o en cuestiones fílmicas es más el trabajo de composición. Depende el proyecto y el nicho del proyecto en el que estemos en ese momento. Ahora entiendo que eso nos define, que podemos tener esa versatilidad y logramos hacer lo que hacemos": Esperanza.
"Empiezas tratándote de empapar de lo más posible para tener más herramientas. Para estar enfrente de la orquesta necesitas prepararte, entonces primero el reto fue toda la formación: buscar maestros, materias, casi nos creamos nuestra carrera. Estar en contacto como artistas para decir ‘¿Cómo me gustaría hablar? ¿Qué mensaje me gustaría contar en un concierto?’. Estar en contacto con lo que eres y transmitirlo con la música. Confiar en tu música es otra parte de ser artista. Son diferentes etapas que son muy disfrutables, pero también requieren mucho tiempo; muchas veces son retos donde debes tener la confianza y dar todo de ti para lograrlos": Josefa.

Fonobox es el proyecto creado por las hermanas donde ofrecen composición, producción y grabación musical, entre otros servicios relacionados. Esto las ha llevado a trabajar en las bandas sonoras de largometrajes y series como Invitación a un asesinato, La flor más bella, La negociadora, No fue mi culpa y Me mataron tres veces.

— ¿Cómo es el proceso de hacer música para proyectos audiovisuales que narran historias de violencia, por ejemplo, el documental Me mataron tres veces?

"Es una línea delgada donde si hay algo muy terrorífico no lo vas a hacer más terrorífico, que no caiga en una cosa exagerada o grotesca. Queremos que se transmita lo que se está contando, pero respetando a la gente que lo está diciendo; si una hija que mataron a su madre cuenta eso, no lo vas a dramatizar de una manera que se vuelva de mal gusto. Tienes que mantener una música muy fina con muchísimo respeto a la persona y lo que está viviendo. Hasta valorar el silencio, que es muy poderoso": Esperanza.
"Tener claro cuándo la música es más protagónica, cuándo está acompañando, cuando estás alivianando el momento que es duro. Hay historias que hemos hecho que son realidad, no son ficción, entonces debes tener mucha empatía": Josefa.

— Parece que en México socialmente impera un panorama de violencia, miedo. ¿Creen que el arte es la respuesta?

"Estas series o películas que cuentan todas estas historias sí ayudan a crear conciencia de lo que estamos viviendo; más que lo que está pasando, muchas historias tratan de proponerte qué hacer, de ‘Puedes ayudar de esta manera o existe este teléfono para que marques’. Porque tenemos normalizadas tantas situaciones... por ejemplo, muchas historias son dentro de la casa y al alzar la voz ayuda a que alguien más quiera actuar. Creo que el arte es una gran herramienta para identificarnos, pero también para actuar": Josefa.

— En esta era de digitalización, de redes sociales. ¿Cuáles son los grandes retos para los artistas? Pensando que hay fugacidad, pero también un gran alcance.

"Es una moneda de dos lados. Antes una disquera o media propagaba la música, pero ahorita tenemos más canales y por ende más público, más oportunidades de medios. Creo que por eso somos tan versátiles, porque hay muchos espacios nuevos donde crecer y expresar tu música": Esperanza.

— ¿Y por qué hacen música?

"Así como antes las monjitas decían que tuvieron un llamado, así nosotras. No me imagino haciendo otra cosa, la primera decisión de qué hacer con mi vida fue la música, y encontramos el camino y no hemos parado. No sé hacer otra cosa, tendría que inventarme algo nuevo y alguien que me enseñe, porque lo mío es esto": Esperanza.
"Como en toda carrera necesitas muchas cosas para poder hacer música, necesitas moverte, salir a hacer contactos. Es un sentimiento muy gratificante acabar una canción. Tuvimos la oportunidad de tocar nuestras obras en Los Pinos con la Orquesta Carlos Chávez y me hizo muy feliz, no se trató de cuánto me pagaron sino de qué momento tan hermoso de estar frente a la orquesta tocando música que escribí. Nunca paras y necesitas muchas otras vertientes para poder hacerla. Es de las cosas que más me hacen sentir viva": Josefa.

hc

  • Yair Hernández
  • juan.hernandez@milenio.com
  • Es periodista especializado en temas de cultura y entretenimiento. Actualmente trabaja como reportero para Milenio.

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