Sin olvidar el trascendente papel que realiza en la interacción y socialización entre los niños, el juguete tradicional mexicano, mantiene su forma y fondo la historia de la nación, aportando rasgos identitarios y una belleza exuberante que emana de los colores y formas artísticas de las regiones donde se confecciona.
María Guadalupe Rodríguez Herrera, socióloga y directora del Museo del Juguete Tradicional Mexicano, explicó que la identidad del juego es trascendental pues existen más de 300 piezas o juguetes que refieren a la manera en que por determinados momentos históricos se jugó en el país.
Refirió que aún ahora se preservan en uso juegos prehispánicos y coloniales, que compiten de manera desigual con las nuevas tecnologías que promueven la inmovilidad de los niños con propuestas innovadoras que sin embargo, incitan a la violencia y al discurso global del dominio.
“Hace 10 años nuestro discurso era otro, que contraponíamos un poco el juguete tradicional con el comercial, hecho de plástico y en serie, entonces digamos, resaltábamos los valores estéticos del juguete hecho en forma artesanal y todo lo que hay detrás de ellos”, comentó.[OBJECT]
Detrás de la forma del juguete, explicó, hay elementos que brindan identidad y elementos culturales colectivos, importantes para el desarrollo de la sociedad, sin menospreciar la parte lúdica.
“Sin embargo la realidad ahora es otra y la realidad es que los niños han dejado de jugar incluso con los juguetes comerciales, se divierten, se entretienen con elementos digitales, pero el juego y el juguete se hizo a un lado”, detalló.
Así la presentación de los judas o piñatas, las muñecas hechas a mano y los realizados con madera, hablan de usos y costumbres que conforman una tradición.
“Justamente ahí está el valor de estas piezas que nacen de materiales muy sencillos: pedazos de papel, alguna planta, tierra con agua, tenemos muchos juguetes de barro y vemos que a través de esa sencillez de materiales se pueden crear piezas con una estética muy particular y además, son los juguetes que usaban los niños y que les divertía por horas”.
Citó como ejemplo las pelotas hechas con hojas de maíz, que permitía la diversión por horas en forma colectiva, desarrollando habilidades físicas y emocionales a través del convivio que permite a su vez la solidaridad.
“El tema del juguete debe de interesarle a todas las generaciones porque detrás de un niño hay un abuelo, un tío, el papá o la mamá, hay un adulto y justamente la idea es que la gente tenga la oportunidad de acercarse y revivir aquello con lo que crecieron y promover el uso viendo su riqueza”.
En cuanto al control que ejerce el mercado y las formas en que se deben desarrollar las ideas, dijo que la globalización ha alcanzado todos los espacios.
“A nivel manufactura artesanal en general, no solamente a los artesanos del juguete popular, los ha golpeado con todo".
"Ahora vemos imitaciones baratas sobre todo de China, donde se ve desplazadas las artesanías. Eso nos invita a valorar las piezas únicas con horas de trabajo y cargadas de una riqueza cultural que viene muchas veces desde la época prehispánica”.
cale