Julián Herbert: “No encajo en el momento poético que estamos viviendo”

El día que Julián Herbert (Guerrero, 1971) se enteró de que acababa de ganar el Premio Nacional de Poesía Ramón López Velarde se encontraba en una preparatoria de Jalisco. Estaba a punto de dar una charla a los estudiantes como parte del programa Ecos de la FIL.

Herbert dice que le cuesta dar una definición de poesía a pesar de que es el género que lo llevó a obtener uno de los premios más importantes de México, que le fue otorgado por su libro La parte quemada.

“Es difícil para mí decir una definición porque cada libro cambia. El anterior, que publiqué hace 10 años, se llama Álbum Iscariote (2013) y es un libro con muchos componentes visuales. Es un libro de poesía conceptual, digamos; hay una relectura”.

Sobre los textos que está haciendo actualmente, comenta: “Son un poco autistas, es decir, me interesa mucho menos la capacidad de comunicación que hay en ellos y la pertenencia a una tradición. Por ejemplo, el último poema de La parte quemada se llama ‘No entendí tu poema’”.

Lo que a él le interesa de la poesía es la posibilidad de las relecturas, y recuerda una frase que se repite en La parte quemada: “me llama por cobrar”. “Es una frase que ya no tiene sentido porque ahora ya no existe la llamada por cobrar. Entonces me interesa mucho el lenguaje cotidiano y al mismo tiempo la sensación y velocidad de envejecimiento del lenguaje que nos trajo el mundo digital. Un teléfono de casa es un vejestorio, la tecnología envejecida muy rápido”.

El escritor dice que La parte quemada le tomó mucho tiempo y por esa razón no está haciendo poesía en este momento: “Fue largo el proceso y estoy viendo qué va a pasar con el libro”.

Sin sentimentalismo

Para Herbert, los poemas de su libro ganador son una confrontación a la sobreideologización y el sentimentalismo: “También a algunas ideas que la sociedad nos está vendiendo de manera muy cómoda como poesía”.

Entonces, ¿cuál es tu motivo para escribirla?

Es una experiencia difícil, yo lo describiría como una experiencia autista. Cada vez más mi interés en la poesía está en la reducción del lenguaje a la experiencia de la realidad que tengo yo más allá de las posibilidades de la comunicación.

Por ello dice que su inspiración es el sentimiento de incomodidad y de no encajar. “Siento que no encajo en el momento poético que estamos viviendo, me siento fuera de lugar. Estoy tratando de entender con los poemas, al menos en este momento, ese malestar de sentir que estás fuera de lugar de lo que la gente te dice que es un poema”.

¿Cómo eliminar los estereotipos en este género?

Pienso en la profundidad de las experiencias, amorosas, sociológicas, antropológicas, místicas, cualquiera de ellas se puede falsificar. Entonces lo que creo que es difícil de hacer es poner en juego tu verdadero sentimiento de la realidad y ni siquiera sé si al decirte esto estoy en algo correcto, porque pareciera que es como subirme a un pedestal y por eso te lo digo, pero mi sensación es que hay que destruir eso también.

El poeta dice que hay verdades básicas, como la conexión entre los seres humanos más allá de los géneros, por ejemplo. “Entonces una de mis preocupaciones en la poesía es tratar de encontrar ese receptáculo, ese vínculo con alguien más allá de la comunicación. Creo que hay algo que nos relaciona más allá de la utilidad de ese vínculo por sí mismo, y quizá eso sea una de las cosas que necesitamos para la poesía, dejar que esta suceda como un vínculo per se.

Por ahora tiene varios proyectos: “Una novela medio empezada en la que voy lentamente avanzando. Estoy por terminar un libro de ensayos que está basado en charlas sobre literatura que hice entre 2019 y 2020”.

Lo que ahora mantiene más ocupado a Herbert son dos guiones de cine (este año se estrenará el filme Cassandro) y también escribe para televisión. “Trabajé en una serie que saldrá este año, se titula La máquina”.

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hc