“Se nos enseña que el pelo chino es sucio, que es malo, poco profesional y no nos contratan en muchos trabajos o no nos dejan entrar a la escuela por el cabello que sale de nuestra cabeza”, dice la escritora Jumko Ogata Aguilar (Xalapa, 1996).
La autora afromexicana publicó Mi pelo chino (Ixi xiniyu chinu) como parte de la colección infantil de la editorial Almadía, la cual se compone por libros ilustrados para niñas y niños de distintas edades y niveles de lectura, con un carácter multilingüe. El libro fue escrito en español y en mixteco, con ilustraciones de Reyna Pelcastre y la traducción de Nadia López.
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“Me gustaría recordarle a las personas que esto es un problema sistémico, que no es culpa de nosotros, que tenemos todo el derecho a resistir y a mantener nuestras prácticas culturales tal y como son; así como educar a las personas que no son chinas, contarles nuestra experiencia y que también aprendan a celebrar el pelo chino”, agregó la autora, reconocida por abordar en su trabajo temas como la identidad y el racismo en México.
En el libro de Jumko Ogata, la protagonista cuenta que solía enfadarse por tener el cabello rizado, por no parecerse al de otras niñas de su edad. Le molestaba, principalmente que fuera difícil de peinar. Sin embargo, un día su abuelo le enseña los cuidados especiales que requiere el pelo chino y todas las posibilidades de peinado que permite. La conclusión es que se puede ser bello de distintas maneras.
Para la escritora, como persona afromexicana, es importante hablar de las partes culturales “y de las formas de discriminación, en este caso, la textura del cabello y celebrar las diferencias y que esto sea una herramienta para la educación antirracista”.
Jumko Ogata dejó claro que con Mi pelo chino, su intención es que “las personas afromexicanas podamos reconciliarnos con nuestro cabello, precisamente por las violencias que hemos vivido históricamente. Además, la literatura infantil, de manera muy general, está dominada por niños blancos como protagonistas y eso también manda un mensaje sutil: ¿Qué historias importan que se cuenten? y ¿quiénes se ven reflejados? Tú ves historias en las que protagonizan niños blancos que son astronautas, bailarinas, profesores y todo lo demás. ¿Por qué no tener esas mismas historias y otras con niños morenos o niños indígenas? El libro, espero, le enseñe a las infancias todo lo que pueden llegar a hacer, incluso que yo, como una persona afromexicana, esté escribiendo este libro, es también decirle a las infancias: ‘Tú puedes ser como esa persona, la persona que se parece a ti”.
El libro tiene como meta ayudar en la construcción de una identidad en poblaciones que han sido históricamente relegadas de la producción cultural nacional, desde una perspectiva propositiva y de diálogo.
“Cuando escribí el texto en español y estábamos viendo a qué lengua se podía traducir, era muy importante para nosotras que fuera una lengua que hablaran personas afrodescendientes y nos inclinamos por las poblaciones afromixtecas. La traductora Nadia López es una poeta a la que personalmente quiero y admiro mucho y ella tenía pleno conocimiento de este contexto y fue la persona ideal para traducirlo”, comentó.
Jumko Ogata habló de la cultura afroamericana y aseguró que se tiene una asociación de que está relegada únicamente en territorios como Oaxaca o Veracruz.
“La mayor cantidad de las personas afroamericanas estamos en estos lugares, sin embargo, hay presencia afromexicana en todo el país, en el Estado de México o la ciudad. Es importante reconocer los territorios en los que históricamente hemos habitado muchas personas afroamericanas, pero estamos en todos lados”
De hecho, en la Península de Yucatán están los afromayas y un grupo de “mis compañeras están trabajando allá con iniciativas interesantes para hacer un llamado a que se reconozca su experiencia particular como mujeres afroindígenas”, dijo.
La entrevistada explicó: “Constantemente me preguntan de dónde soy, ya sea porque me ven caribeña, que es una eufemismo para decir negro, mulata, o lo que sea y, claro, por mi nombre. Pero mi familia de ascendencia asiática tiene más de 100 años en este territorio y aún así nos siguen viendo como extranjeros”.
Finalmente, Jumko Ogata adelantó que escribe un nuevo libro que explora justamente su ascendencia japonesa.
“Mi bisabuelo emigró de Japón a México en 1907 y mi ancestría africana es desde hace cientos de años y mi bisabuelo en algún momento llegó a Veracruz y se casó con una mujer afromexicana. Gran parte de mi familia es asiática y negra. Lo que estoy haciendo es explorar la manera en la que me muevo por el mundo”.
PCL