Karen Gardeazabal: “Giovanna d’Arco ha sido uno de los retos más grandes que he tenido”

La soprano mexicana regresa al Palacio de Bellas Artes como protagonista de la ópera de Giuseppe Verdi, título ausente en México desde 1857.

La soprano Karen Gardeazabal. (Foto: Octavio Hoyos)
Ciudad de México /

Con una carrera sólida en Europa, la soprano Karen Gardeazabal regresa al Palacio de Bellas Artes como protagonista de Giovanna d’Arco (1845) de Giuseppe Verdi, título ausente en México desde 1857.

La hidalguense de 33 años debutó en septiembre de 2021 en Bellas Artes, con el papel de Eupaforice, la esposa tlaxcalteca de Moctezuma que Federico El Grande de Prusia se inventó en su libreto para la ópera Montezuma (1754) de Carl Heinrich Graun.

​En entrevista en medio de los ensayos y las pruebas de vestuario y pelucas, Gardeazabal (Tulancingo, 1991) se muestra entusiasmada con encarnar a la histórica adolescente, que se adelantó a su época al liderar tropas francesas que en el siglo XV combatieron la invasión inglesa que se apoderó de su país.

La soprano comparte escenario con el tenor Ramón Vargas. Él interpreta a Carlo VII en este drama con libreto de Temístocle Solera, basado en Die Jungfrau von Orleans (La doncella de Orleans), de Friedrich Schiller, con el que el Palacio de Bellas Artes abre el festejo de su 90 aniversario con tres únicas funciones 11, 13 y 15 de febrero.

De acuerdo con Ramón Vargas, el papel iba a ser interpretado por María Katzarava, directora artística de la Compañía Nacional de Ópera (CNO), pero según ambos cantantes, Karen Gardeazabal resultó ideal.

La soprano cuenta que, a pesar de las pocas grabaciones de Giovanna d’Arco, se apoyó en las protagonizadas por Renata Scotto (1934-2023) y, sobre todo, en las de Montserrat Caballé (1933-2018).

“Siento que (la catalana) hacía muy ligero el papel, muy mórbido, muy suave; me gustó adaptarme a eso para no exagerar en el dramatismo y para poder terminar la ópera tranquilamente. En el montaje de Juliana Vanscoit y Fabiano Pietrosanti me verán corriendo de un lado a otro, es muy intensa”, comenta.

Irónicamente, después de Giovanna d’Arco Gardeazabal cantará en Don Giovanni, como Donna Elvira.

Giovanna d’Arco ha sido uno de los retos más grandes que he tenido. En mayo estaré cantando en el Teatro Comunale di Boloña Don Giovanni, en mi debut como Donna Elvira, ya antes había hecho Donna Anna; compartiré el escenario con Olga Peretyatko y René Barbera, estoy muy emocionada. Después, me voy a Varsovia a grabar una ópera en polaco con Fabio Biondi, La mansión encantada (1865), de Stanislaw Moniuszko, un papel no muy grande pero sí muy difícil porque está en polaco”.

—En la presentación a prensa, Ramón Vargas hablaba de las dificultades técnicas que tiene el rol de Giovanna y usted nomás hacía gestos de angustia. ¿Puede traducirme esos gestos?

Giovanna d’Arco tiene una partitura que no imaginaba. Cuando uno escucha la ópera uno dice: okey. Se escuchan partes ligeras, un poco belcantistas, agilidades, así… ¡Pero con una orquestación verdiana! Entonces, hay partes muy dramáticas y otras que tienen que ser muy límpidas, muy sutiles. Por ejemplo, la escena de la muerte al final de la ópera, que es todo muy piano y debe hacerse con mucho cuidado. En cambio, hay otras partes en que Giovanna está sumamente emocionada y quiere incitar a Carlo VII a que vaya a la batalla. Para una cantante todo este es muy difícil porque debes tener ambas partes y con una orquestación y un coro muy grandes. Además, está la parte dramática, a la que la directora de escena Juliana Vascoint quiso hacer muy fuerte. Hay que estar muy concentrado en todo eso, tienes que estar al ciento por ciento, si no, no rindes. Y debes cuidarte para llegar hasta el fin, a la muerte, con esa voz muy ligera y muy cuidada, no gastarte en el primer acto para poder llegar a morir.

—Bueno, está el tema de verosimilitud. Giovanna casi regresa de la muerte y vuelve a cantar.

Exacto. En esa época hasta les ponían una campanita en las tumbas por si no habían muerto, ja, ja, ja.

—Juana de Arco es una figura histórica. ¿Cómo se acercó a ella para interpretar al personaje verdiano?

Conocía un poco de la historia, no toda. A partir de que me dieron el personaje me puse a investigar. Ni siquiera sabía que Juana de Arco tenía 14 años cuando se pone al frente de las tropas francesas. Me sorprendió mucho. Me dije: “¡Qué fuerte y qué adelantada a su época tenía que ser una niña de 14 años para estar liderando o estar avant-garde en las tropas del ejército francés!”. Es muy fuerte. Ahora, este personaje es ficticio, habla poco de la vida real de Juana; ella no murió como en la ópera de Verdi o el drama de Schiller; tampoco el papá estaba involucrado en la historia. Eso me obligó a darle otro sentido. No es la Juana de Arco de la historia, sino el personaje que quisieron mostrar Verdi y Schiller.

—¿Y quién diría ahora con ese bagaje que es Giovanna d’Arco?

Es una alma vieja, porque una niña de 14 años no era. Es una mujer muy sensible, sumamente religiosa y entregada, que no le importaba pasar sobre sus propios sentimientos y voluntad para hacer el bien a los demás. Ni siquiera le importaba morir. En una escena de la ópera de Verdi dice que ella acepta su muerte si con eso va a salvar a su pueblo. Si esto tiene que pasar, lo voy a aceptar; si no tengo que amar a Carlo, porque prometí aceptar lo que me están dictando las voces divinas, lo voy a hacer a pesar de que a mí esto me duela y me muera. Era una mujer sumamente tenaz y fuerte, con una fortaleza y voluntad superior a lo que ella realmente quería.

—En la Giovanna de Verdi ella asume su destino, pero también una culpa. ¿Qué piensa una mujer como usted, artista, del siglo XXI, sobre esa entrega al destino y al sacrificio?

Es eso que vemos en muchas mujeres abnegadas que por su familia tienen que hacer cosas sin importar cómo se sientan ni su voluntad, que lo hacen por el bien de sus hijos. Pero, ahora las mujeres de mi generación ya vemos un poco más por nosotras mismas, por nuestra independencia y por nuestros logros, no de manera egoísta, sino para nuestro bienestar. Yo lo veo de esta manera, pero para aquella época y por lo que tenía que luchar Juana de Arco era lo mejor que podía hacer. Esa era su lucha y la anteponía a su bienestar, en ese contexto de guerra era lo único que podía hacer.

—¿Cómo se siente respecto a la relación de Giovanna con su padre Giacomo, que pide quemarla?

Como Karen, yo digo: “Que maten al padre”. Qué mala onda es, nunca escucha a su hija, pero en el momento en que ella dice que es pura, entonces ya, “te perdono y te salvas”. Pero, siendo Giovanna, así como estaba educada ella y en su contexto de cómo llevaba la religión, ella acepta la voluntad del padre y sabe que es por su bien o, por lo menos, cree que es por su bien y por el de los demás. Piensa que muy probablemente sea verdad que está maldita, endemoniada, como afirma Giacomo, y que tiene que sufrir porque tuvo pensamientos impuros y por eso tiene que morir. Ella en ningún momento juzga a su padre ni lo ve malvado; al contrario, cuando Carlo le dice que le va a brindar ayuda para que ella no pueda ser juzgada, ella le contesta que no, que se va su padre, que es la única ayuda que puede tener.

—¿Hay alguna figura femenina de la historia que admire en este momento?

En este punto admiraría a Juana de Arco, porque yo sólo conocía lo que te explican en la escuela. Pero ya meterme en el personaje es otra cosa. Al final terminan matándola por vestirse como hombre y cortarse el pelo como hombre, porque no le encontraron otra cosa. Es lo que pasa todos los días. Ahora que estamos luchando tanto contra todo eso, ahora que no importa cómo te veas, de qué religión seas, qué orientación sexual tengas, ahora que puedes seguir adelante con tu vida y hacer lo que quieras.

PCL

  • José Juan de Ávila
  • jdeavila2006@yahoo.fr
  • Periodista egresado de UNAM. Trabajó en La Jornada, Reforma, El Universal, Milenio, CNNMéxico, entre otros medios, en Política y Cultura.

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