El 5 de mayo de 1862, las fuerzas invasoras del ejército francés se enfrentaron contra el Ejército mexicano —dirigido por el general Ignacio Zaragoza— en la Batalla de Puebla. ¿Cómo se habría vivido si sucediera hoy? Vive la historia completa en este minuto a minuto.
Antecedentes
Tras el fracaso de los Tratados de La Soledad, el ejército francés, comandado por el general Charles Ferdinand Latrille, conde de Lorencez, sale de Orizaba hacia el oeste. En respuesta, el presidente Benito Juárez organiza el Ejército de Oriente, compuesto por 10 mil hombres, y pone al mando al general Ignacio Zaragoza.
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Zaragoza se encamina a los límites entre Veracruz y Puebla. Un cuerpo de 4 mil hombres sale de la cañada de Ixtapa para cortarle el paso a los franceses. El 28 de abril tiene su primer encuentro con las huestes francesas y regresa con sus hombres a Ixtapa.
2 de mayo de 1862. La armada francesa sale de San Agustín del Palmar y llegan a Amozoc, con destino a la capital. Entre ellos y la Ciudad de México sólo está la ciudad de Puebla, donde Juárez ordena que se les presente batalla.
3 de mayo. El general Ignacio Zaragoza llega a Puebla, sube al cerro de Guadalupe, traza el plan de batalla para la defensa de la plaza y fortifica los reductos que se encuentran en los cerros de Loreto y Guadalupe.
4 de mayo. Zaragoza organiza sus fuerzas para la defensa de la plaza con una batería de batalla y dos de montaña, cubriendo Loreto y Guadalupe con mil 200 hombres, formando a los otros mil 500 en cuatro columnas, con una batería de campaña, tres brigadas de infantería y una de caballería.
El ejército francés consta de más de 5 mil efectivos, incluyendo a un regimiento de zuavos y cerca de 200 hombres a caballo.
La batalla
5 de mayo, 9:15 am. El ejército francés aparece en el horizonte, avanzando desde la Hacienda de Rementería. Al mando de Zaragoza están los generales Porfirio Díaz, Felipe Berriozábal, Francisco Lamadrid y Manuel Negrete…
11:15 am. Da inicio la batalla con un cañonazo lanzado desde el Fuerte de Guadalupe. El avance francés se divide en dos: 4 mil hombres viran hacia la derecha, con dirección a los fuertes, y el resto permanece en reserva.
11:45 am. Zaragoza descifra la estrategia del conde de Lorencez y replantea su plan de batalla, movilizando sus tropas hacia las faldas del cerro. Berriozábal y sus hombres avanzan a paso veloz entre las rocas y se sitúan en la hondonada entre Loreto y Guadalupe; Antonio Álvarez protege el flanco izquierdo de los reductos; el general Lamadrid protege el camino que conecta Puebla con la garita de Amozoc y el flanco derecho es cubierto por Porfirio Díaz y sus hombres. Juan Nepomuceno Méndez es el primero en repeler el ataque francés.
12:15 pm. Los zuavos, el regimiento de élite del ejército francés, ascienden entre Guadalupe y Los Álamos. Se pierden momentáneamente de la vista de los fusileros mexicanos y reaparecen de pronto disparando al fuerte de Guadalupe.
12:30 pm. El avance de los zuavos es detenido por el fuego lanzado por los mexicanos. Berriozábal los recibe a bayoneta calada y los hace retroceder en orden, hasta ponerse fuera del alcance del fuego mexicano.
1:00 pm. Los zuavos reinician el ataque contra Guadalupe y son recibidos, de nuevo, con golpes de bayoneta.
1:30 pm. Los franceses, apoyados por tropas mexicanas conservadoras, arremeten contra el resto de la línea mexicana.
2:00 pm. La columna francesa es rechazada en Guadalupe y Loreto, así como en los demás puntos de ataque de las otras columnas francesas desplegadas. Para alcanzar una victoria completa, entra en acción la caballería mexicana; entre disparos de carabina y mandobles de sable, rechazan los embates franceses.
2:30 pm. Llega el primer parte de guerra a la capital mexicana:
“Se ha roto el fuego de los dos lados y cae un fuerte aguacero. Zaragoza”.
2:35 pm. Desesperado, el conde de Lorencez lanza su último asalto: los cazadores de Vincennes y el regimiento zuavo se dirigen hacia Guadalupe, y el resto de los cuerpos de batalla, salvo uno, atacan el flanco derecho de la línea de batalla mexicana.
2:45 pm. A su encuentro, salen los zapadores de San Luis Potosí, al mando de Lamadrid, y se traban en un tenaz combate a bayoneta calada. Buscan ocupar una casa situada a las faldas del cerro, pero son desalojados en dos ocasiones.
3:00 pm. Un cabo de apellido Palomino se mezcla entre el regimiento zuavo, valientemente se bate cuerpo a cuerpo, y se posesiona del estandarte francés como botín de guerra, al caer muerto su portaestandarte. Esto es un duro golpe al ánimo y a la soberbia del invasor.
3:15 pm. El Batallón Reforma sale en auxilio de los fuertes. En Loreto, los zuavos tratan de apoderarse de un cañón de 68 libras; al llegar ante él el primero de ellos, el artillero mexicano, con la bala de cañón aún en las manos, la arroja fuertemente a la cabeza del zuavo, quien herido mortalmente rueda al foso del parapeto. Los franceses, desmoralizados al ver a su compañero muerto, retroceden y son perseguidos por el Batallón Reforma.
3:30 pm. Por otro lado, la segunda columna francesa llega a Guadalupe. Díaz acude a su auxilio de los Rifleros de San Luis Potosí, que estaban a punto de ser rodeados; con un par de rápidas maniobras, logra hacer retroceder y expulsar a los enemigos de las cercanías.
4:00 pm. Envalentonado, Díaz destaca al batallón Morelos con dos piezas de artillería a la izquierda, mientras por la derecha estaban los Rifleros y los Lanceros de Oaxaca, que desbaratan las filas del enemigo y los hace huir, completamente dispersados.
4.15 pm. Tras la lluvia, sale el sol sobre el cielo poblano. Los invasores, completamente vencidos, se repliegan a la Hacienda de José, para finalmente retirarse a Amozoc. Se dice que Lorencez no puede contener el llanto por la derrota.
4:30 pm. El general Zaragoza, que había dirigido la batalla desde la Iglesia de Los Remedios, desfila ante sus soldados. Las campanas de la capital poblana repican en señal de triunfo. Un cronista apunta: “La bandera francesa sólo se ha retirado en dos ocasiones de un campo de batalla: al retraerse las columna de Napoleón Bonaparte en el invierno ruso, y en México, tras la gloriosa jornada del 5 de mayo”.
5:49 pm. En la capital mexicana, vuelve a sonar el telégrafo que se encuentra en Palacio Nacional. Ante el presidente Juárez y su gabinete, el ministro de Guerra, el general Santiago Blanco, lee el parte de guerra enviado por el general Ignacio Zaragoza:
“Puebla, a las cinco y cuarenta y nueve minutos de la tarde.
General Ministro de la Guerra:
Las Armas del Supremo Gobierno se han cubierto de gloria. El enemigo ha hecho esfuerzos supremos por apoderarse de la plaza, que atacó por el oriente de izquierda y derecha durante tres horas; fue rechazado tres veces en completa dispersión y en estos momentos está formando su batalla fuerte de cuatro mil y pico de hombres, frente al cerro de Guadalupe, fuera de tiro.
No lo bato como desearía, porque el Gobierno sabe que para ello no tengo fuerza bastante. Calculo la pérdida del enemigo, que llegó hasta los fosos de Guadalupe en su ataque, en 600 y 700 entre muertos y heridos; 400 habremos tenido nosotros.
Sírvase dar cuenta de este parte al Ciudadano Presidente de la República.
Libertad y Reforma. Cuartel General en el Campo de Batalla.
General Ignacio Zaragoza.”
FM