La charrería se convirtió ayer en la octava manifestación cultural de nuestro país en ser inscrita por la Unesco como Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad.
El certificado fue entregado en el Museo Nacional de Antropología con la presencia de Jorge Gutiérrez, subsecretario de Diversidad Cultural y Fomento a la Lectura, en representación del presidente Enrique Peña Nieto; Alma Lara, oficial de Administración de la Oficina de la Unesco en México; Myriam Vachez, secretaria de Cultura de Jalisco, y Arturo Jiménez Mangas, director de la Asociación de Charros de México. La secretaria de Cultura, María Cristina García Cepeda, envió un mensaje de felicitación por esta declaratoria.
Gutiérrez refirió que la charrería, junto con las fiestas dedicadas a los muertos; los lugares de memorias y tradiciones vivas otomí y chichimeca en Colimán; la Peña de Bernal; la ceremonia ritual de voladores; la cocina tradicional mexicana; la pirekua, canto tradicional purépecha; los parachicos de la fiesta tradicional de Chiapa de Corzo, y el mariachi, son parte del patrimonio que nos enorgullece y que nos coloca en el primer lugar en América y el séptimo mundial en bienes inscritos como patrimonio.
Dijo que para la protección de la charrería, que junto con otras expresiones conforman el rostro y la identidad de México, se trabaja en la instalación de la Comisión de Patrimonio Cultural Inmaterial.
Alma Lara expresó: “Era necesario desentrañar el entramado simbólico de esta tradición para que las personas de México y el mundo comprendieran que detrás de este arte está plasmado el trabajo duro para sobrevivir en el campo y una larga historia de usos ecuestres para proteger a los pueblos y dar marcha adelante a la economía novohispana”.
Expresó que montar el caballo fue una conquista de progreso por parte de los campesinos, lo cual generó una hibridación cultural que después dejó impronta en la música, el arte artesanal, la orfebrería, la herrería, el tejido y muchas expresiones más.
“La charrería hizo necesaria la elaboración de numerosos accesorios como la silla de montar, la reata y una vestimenta barroca que es reflejo de la identidad de un pueblo que construía su rostro. Hoy es diálogo entre generaciones, un tejido que une a la gente del campo y las ciudades, y que hoy emerge como patrimonio mundial por su transversalidad, como conocimiento vivo en simbiosis con la naturaleza, su entorno y su sociedad”.
Myriam Vachez, secretaria de Cultura de Jalisco, leyó un texto del gobernador Aristóteles Sandoval, en el que se afirma que “todos los elementos que componen el mosaico cultural de la charrería son una tradición en sí misma y enriquecen nuestra cultura, por ello debemos seguir el plan de salvaguarda para mantenerla viva”.
La inscripción de esta manifestación fue aprobada el 1 de diciembre del año pasado, durante la undécima sesión del Comité Intergubernamental para la Salvaguarda del Patrimonio Cultural Inmaterial, realizada en Addis Abeba, Etiopía.