Al poniente de Torreón cuentan que una mujer vestida de negro camina entre las calles, tomando taxis desde un viejo burdel para que la lleven a su hogar, el Panteón Municipal.
Cuenta la leyenda que en los primeros años de 1900, por las calles del viejo Torreón, trabajaba una hermosa mujer conocida como "La Cubana".
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¿Cómo murió?
La joven trabajaba en un famoso burdel, donde era una de las mujeres más buscadas por los hombres. Por aquellos años a la ciudad llegó una enfermedad mortal, conocida como "viruela negra".
Esta enfermedad llenaba a su portador de ampollas por todo el cuerpo y a los días estas se volvían de color negro, dándoles un aspecto de muerte a todo aquel que las padecía.
'La Cubana' se contagió de la viruela sin darse cuenta y a los pocos días su estado de salud fue notorio, lo que hizo que sus clientes comenzaran a disminuir y que otros hombres se negaran a entrar siquiera al burdel.
Esta situación alertó a la dueña del lugar, quien desesperada tomó una drástica medida para deshacerse de la Cubana y retomar nuevamente su clientela.
La enterraron viva
La dueña del burdel sabía que a muchos enfermos los enterraban vivos, para que ahí murieran asfixiados.
Sin preguntar, pidió la ayuda de el resto de "sus muchachas" y entre todas tomaron a 'La Cubana', la encerraron en una caja de madera y la enterraron en el Panteón Municipal, donde era posible escuchar los gritos de la mujer por algunas horas.
Pide a los taxistas que la lleven al panteón
El tiempo pasó y nadie nunca volvió a hablar de la bella Cubana, hasta que un día al pasar los años, se decía que una mujer delgada de un cuerpo bonito caminaba por las noches en las calles del poniente, vestida de negro y con un un velo que le cubría el rostro, terminando siempre su camino en las puertas del Panteón Municipal.
Una noche un taxista trabajaba por aquel sector, una mujer le marcó el alto.
Al subir, la dama que cubría su rostro con un velo negro solo indicó que la llevara al panteón. Callada ante la plática insistente del taxista.
Al llegar al destino la mujer se bajó del taxi, cuando el hombre amablemente se ofreció a esperar que terminara su visita, la mujer respondió con un rotundo no.
"¿Qué no me conoces? Soy la Cubana y este es mi hogar", dijo la mujer a la par que se levantó el velo de la cara, dejando ver su rostro pálido, asustando tanto al taxista que se fue rápidamente del lugar.
Algunos aseguran que aún es posible ver a "La Cubana" caminando por las calles del centro, pidiendo taxis o un "aventón" al panteón, donde fue forzada a vivir hace más de 100 años.