La carrera de Antonio Najarro comenzó a los 15 años: ballet clásico, escuela bolera, clásico español, folclor, flamenco y danza contemporánea han sido parte de su formación en las artes.
El bailarín y coreógrafo fue director del Ballet Nacional de España en 2011, además de ser creador de piezas para grandes figuras del patinaje artístico.
El artista español actualmente se encuentra en México, invitado por el Festival Internacional de Danza Ibérica Contemporánea, en Querétaro, donde imparte clases de flamenco con castañuelas y danza estilizada, además de presentar tres piezas de su último espectáculo, Alento. “Aquí se verá mi estilo real como creador”, dice en entrevista con MILENIO.
El artista nacido en Madrid considera que “el mexicano tiene un factor muy común al español y es la fuerza, la energía, la vivacidad, la forma de vida y la expresión. La danza española está llena de expresiones, está llena de emoción y el mexicano lo asimila muy bien y lo expresa muy bien, por eso creo que hay tanta afición por la danza española. Hablamos el mismo idioma, por así decirlo, en cuanto a arte se refiere. El unir a España con México, a través de la danza española y el flamenco, es algo perfecto”.
Que el arte español haya traspasado fronteras, para el creador es una muestra que “nos enseña que la danza, a través de las emociones y de la sensibilidad, une países. Yo creo que todo el mundo se mueve a través de la emoción y de la sensibilidad. La danza española está llena de emoción, mucho más allá de la preparación técnica, y la verdad es que me siento muy feliz”.
Complacido porque el Festival Internacional de Danza Ibérica Contemporánea ha presentado diversas galas y espectáculos tanto en teatros como en plazas públicas, Antonio Najarro declara ser “un defensor de que el teatro y la danza hay que verlos en directo porque sentir la energía de los artistas es algo que se tiene que vivir”. En cuanto al poder de la danza, expresa que radica en “que el artista consigue hablar desde el corazón con el movimiento, y eso lo entiende todo el mundo. Es algo muy comprensible por todos; no necesitas idioma, solo necesitas saber expresar y moverte perfectamente para transmitir emoción a través del movimiento”.
El público en el festival disfrutó de Alento, coreografía que une todos los estilos de la danza española de forma innovadora, así como un enfoque internacional y plural gracias a la música escrita especialmente para el espectáculo por Fernando Egozcue, que incluye reminiscencias de tango y jazz.
De acuerdo con el programa de mano, se trata de una música “llena de sensibilidad, totalmente descriptiva, sobrecogedora y con matices muy en la línea de sus creaciones, donde se respira raíz y al mismo tiempo una búsqueda de nuevos sonidos y nuevas cadencias”.
Movimiento en hielo
El bailarín y coreógrafo cree firmemente que la danza es tan mayúscula que abarca todo tipo de movimiento artístico. Tal es su idea, que su creación lo ha llevado hacia la pintura, coreografías para desfiles de moda y el deporte (patinaje artístico sobre hielo y nado sincronizado).
“En el patinaje artístico empecé en 2000 y he convertido a los patinadores en verdaderos bailarines. Esa ha sido mi labor: trabajar con ellos en estudio, no sobre el hielo primero, sino en el estudio; cuidar al máximo el vestuario, la música, la dramaturgia de sus programas y crear verdaderas obras de danza sobre hielo. Eso creo que ha sido el éxito que ha llevado a ganar tantas medallas de oro, porque esta estrategia ha hecho que los programas de patinaje artístico emocionen al público que los está viendo”.
Con una de sus coreografías, la pareja conformada por Marina Anissina y Gwendal Peizerat ganó medalla de oro en los Juegos Olímpicos de Invierno en 2002. Al colaborar con Stéphane Lambiel, el campeón mundial se llevó el oro en los mismos juegos en 2006-2008, mientras que Javier Fernández logró lo propio en los Campeonatos del Mundo de Boston en 2016. _