La historia del arte vaticano, en San Ildefonso

A partir de junio serán exhibidas grandes obras de los museos de la sede de la Iglesia católica, una de las mayores muestras de los últimos años.

Serán mostrados cuadros, pero también sarcófagos, vasijas, esculturas, tapetes, objetos ceremoniales y litúrgicos...
Editorial Milenio
Ciudad del Vaticano /

Más de un centenar de tesoros artísticos que representan 2 mil años de historia de la Iglesia católica comenzaron esta semana a dejar el Vaticano para ser trasladados a Ciudad de México, donde serán exhibidos en una magna muestra.

Cuadros de Olivuccio di Ciccarello (1388-1439), Frans Floris (1517-1570), Lorenzo di Credi (1459–1537) y Lippo Vanni (1340-1375), además de sarcófagos, vasijas, esculturas, tapetes, objetos ceremoniales y litúrgicos, forman parte de la inédita selección de obras que viajarán a México para ser parte de la exposición De San Pedro a Francisco, con la que se celebran 25 años de relaciones diplomáticas entre México y la sede de la Iglesia católica. La inauguración está prevista para el 19 de junio en el Museo del Colegio de San Ildefonso.

“Ha sido verdaderamente un gran esfuerzo de parte de los Museos Vaticanos proponer todas estas obras, sobre todo porque se trata de piezas que normalmente están aquí expuestas”, explicó en entrevista Alessandra Rodolfo, la curadora de la muestra.

También responsable de la sección para el arte de los siglos XVII y XVIII de las galerías papales, Rodolfo confirmó que se trata de uno de los préstamos de obras más numerosos de los últimos tiempos realizado por el Vaticano.

“Ha sido un grandísimo empeño sobre todo pensar qué podíamos llevar para representar de manera significativa esta historia, y organizar los traslados, que son muy gravosos porque algunas son obras de gran formato e incluso algunas de ellas salen por primera vez de los museos”, añadió.

Reveló que muchas de las piezas que serán llevadas a México suelen ser pedidas por los turistas que visitan los Museos Vaticano, por lo que, para responder a esta exigencia, se ha debido colocar sustituciones o explicar el motivo por el cual las obras no están.

Por ejemplo, si uno recorre la Pinacoteca Vaticana descubrirá que faltan dos cuadros a la serie de cinco dedicados a las obras de misericordia por el pintor de Olivuccio di Ciccarello.

Se trata de las pinturas Dar de comer a los hambrientos y Hospedar a los peregrinos, dar de beber a los sedientos. De la misma manera ocurre con otras piezas de la propia pinacoteca o de otros sectores.

Emoción inigualable

En un recorrido realizado por los laboratorios de los Museos Vaticanos, se pudo observar las labores de preparación de varias de las obras que, en diversos envíos escalonados, viajarán vía aérea hasta Ciudad de México.

Así, en los pasillos de estas zonas estrictamente inaccesibles para turistas y curiosos, las pieza esperan ser despachadas cajas de metal azul de diversos tamaños, preparadas para resguardar sus valiosos contenidos y estampadas con la inscripción “frágil”.

En los próximos días, estos peculiares envíos serán recibidos por los técnicos del Museo del Colegio de San Ildefonso, que comenzarán el montaje de la magna exposición.

“La muestra presentará una serie de obras juntas y recreará un recorrido propio muy preciso, estructurado, en el cual cada una de ellas será insertada. Recrea algo más que la sola obra de arte en sí”, explicó Rodolfo refiriéndose a la concepción de la muestra.

La exposición será dividida en cuatro grandes secciones: una de arte antiguo, que mostrará testimonios de los primeros cristianos y mártires; le seguirá una selección de piezas de ceremonial pontificio provenientes del Museo Histórico de San Juan de Letrán y de la Fábrica de San Pedro.

En tercer lugar se podrán admirar obras de arte de la Pinacoteca Vaticana, y concluirá con objetos de la Basílica de San Pedro.

“La percepción de las obras de arte en video o en foto es completamente distinta a la realidad, porque es verdad que en la pantalla se pueden agrandar y observar detalles particulares, pero la emoción que da una obra real no es ciertamente la que puede dar una reproducción fotográfica”, señaló Rodolfo.

“Es verdad que estos medios son importantes para divulgar el conocimiento al gran público que no puede venir a los Museos Vaticanos, pero pienso que seguramente la emoción de encontrarse delante de un cuadro realizado en el siglo XV será inigualable”, ponderó.

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