La imaginación, una de las formas del conocimiento: Ovejero

“El primer impulso de mi escritura es usar ese instrumento para sentirme medio a gusto en el mundo”, dice el autor español.

El novelista y poeta fue invitado a la Feria del Libro de Azcapotzalco. (Isabel Wagemann)
Jesús Alejo Santiago
Ciudad de México /

Cuando el escritor español José Ovejero escuchó la historia de su abuelo, un cubano de padres españoles, enseguida pensó que ahí tendría una buena trama literaria, pero al mismo tiempo se dio cuenta que no podía escribirla desde una posición como protagonista: buena parte de la historia le pertenecía a su familia, el resto a la imaginación.

“La imaginación es una forma de conocimiento. A menudo, cuando nos dicen que una historia está basada en hechos reales, parece que nos quiere asegurar que es verdad. Eso es imposible, ninguna historia es verdad.

“Para acercarnos a cualquier hecho necesitamos la experiencia, la investigación en cualquier caso y la imaginación, que nos permite ponernos en ese lugar en el que no estamos y en el que no podemos estar: la imaginación es una forma de empatía”.

Todo lo anterior gira alrededor de la novela Añoranza del héroe, relanzada bajo el sello de Galaxia-Gutenberg, aunque igual podría aplicarse al resto de su creación literaria, sostenida en la novela y el cuento, sin hacer a un lado la poesía —su compilación más reciente de relatos lleva por título Mundo extraño (Páginas de espuma)—, convirtiéndose en uno de los referentes de la literatura española contemporánea.

“El principal peligro que enfrenta la imaginación es su desaparición: está tan desprestigiado imaginar, parece que ya no es útil para nosotros; pero el otro peligro que enfrenta es creer que lo imaginado es real: una patología es carecer de imaginación, la otra es convertirla en realidad”, cuenta José Ovejero, uno de los invitados de la Feria del Libro de Azcapotzalco.

OBSESIONES Y BÚSQUEDAS

José Ovejero (Madrid, 1958) ha publicado novelas, libros de cuentos, poesía, teatro, libros de viajes y ensayos, géneros que encuentran su razón en la búsqueda de la historia que el escritor quiere compartir, para lo que pone detrás de ella sus preocupaciones, intereses, miedos y deseos.

“Al mismo tiempo, estoy consciente que yo, como individuo, no tengo ningún interés, que el interés nace de aquello que es una experiencia compartida. Lo absolutamente individual es incomunicable, solo podemos comunicar aquello que nos da un lenguaje y nos permite hablar con lo demás”, en palabras del escritor, quien con La invención del amor recibió en 2013 el Premio Alfaguara.

Aunque pudo escribir Añoranza del héroe como autoficción, esa forma lo habría convertido en protagonista y Ovejero se interesa mucho más por el protagonismo de los otros, en particular por ofrecer una indagación individual en donde se entienden ciertas cosas, mas no es posible decir qué sucedió en otros momentos, “solo puede imaginar”.

“La memoria nos une al pasado y también al presente. El presente se construye con la memoria colectiva del pasado, donde hay matices y diferencias, y también una serie de hechos que seguimos arrastrando con nosotros, que nos pesan o que nos ayudan. En esta memoria del narrador está claro que hay una búsqueda del presente, con sus contradicciones, con sus luces y con sus sombras”.

Frente a todo ese proceso, José Ovejero considera a la escritura como algo fundamental en su vida, de hecho tiene bastante claro que seguiría escribiendo aunque no hubiese tenido la posibilidad de publicar: “el primer impulso de mi escritura no es tanto la comunicación con los demás, sino usar ese instrumento para sentirme medio a gusto en el mundo, para poder acercarme a verdades incómodas, a emociones con las que no sé qué hacer”.

“La escritura”, reconoce enfático el escritor español, “es dar una forma a todo eso con lo que no sabes qué hacer”.

Y ADEMÁS

BUENAS CRÍTICAS

Rosa Montero afirma que al leer Añoranza del héroe quedó “fulminada por su potencia narrativa. Es una novela antropofágica: no es que se deje leer, sino que más bien devora al lector que se asoma a sus páginas, de manera que en cuanto la comienzas te caes de bruces dentro de la historia y ya no puedes dejar de habitar en ese espacio imaginario hasta acabar del libro”,

Si El Mundo describe Añoranza del héroe como una “crónica vigorosa de una derrota que salvaguarda la dignidad de las ideas”, para La Vanguardia es un “retrato sobrio, sincero y descarnado”, mientras Tagesblatt, de Luxemburgo, la describe como “una novela grandiosa”.


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