A lo largo de la semana, el oficial Fernando Díaz Sánchez, integrante de la Policía Municipal, patrulla las calles de Tijuana. Le ha tocado enfrentar toda la complejidad de la ciudad, quizá por ello decidió asumir una responsabilidad por la cual no recibe una mayor remuneración, si acaso la satisfacción de haber sacado de la calle a infinidad de niños y jóvenes quienes participan en la Policía Juvenil, a partir de actividades deportivas y culturales.
Una de ellas sucedió la mañana de ayer en la escuela Secundaria Técnica 46, en una zona conocida como El Refugio, al este de la ciudad -“una de las más calientes”, dicen sus mismos habitantes-, donde se llevó a cabo una sesión del programa “Quien lee, puede”, organizado por el Instituto Municipal de Arte y Cultura (IMAC) de Tijuana, con la presencia del escritor Benito Taibo.
“En la Policía Juvenil se trabaja la disciplina, se refuerzan valores que les debieron dar en casa, además de que practican deportes, van a desfiles y campamentos. Nos preocupamos porque el niño o el adolescente no caiga en las drogas, incluso quienes ya están en una situación de riesgo, se trabaja con ellos para sacarlos de esa situación”, explica el oficial de policía, quien desde hace siete años funge como coordinador de la Policía Juvenil Presa Rural El Refugio.
“Puedo decir que cuando menos el 95 por ciento de quienes han pasado por aquí agarraron buen camino, tomaron mejores decisiones. Algunos ya no están aquí porque se han cambiado de colonia y me los he llegado a topar y me encuentro con la satisfacción de que se volvieron buenos chicos”.
En el caso del grupo que le toca coordinar, se propuso dividir el trabajo en deportes y cultura: todos los sábados, durante cuatro horas, sin importar las inclemencias del tiempo, se suelen reunir en esa zona de Tijuana, donde aún hay muchas casas a medio terminar, calles de tierra…, pero sí queda “la esperanza”, en palabras de Fernando Díaz, bajo el convencimiento de que si hay quien no tiene el talento para ser un buen deportista, sí lo tiene para hacer poesía, para cantar, bailar, pintar.
“Se trata de trabajar en sus propias áreas: cuando descubrimos que a un joven le gusta buscamos encaminarlo, que no salga de ahí, para mantenerlo alejado de la droga, de la calle, de la delincuencia. Cada sábado manejamos una bitácora con cantidades: llegaron 70 u 80 jóvenes, y siento que tengo esas vidas en mis manos, me tomo el tiempo de hablar con ellos, de aconsejarlos, de tratar de que se den cuenta que existen otros entornos positivos. Quizás él esté en un entorno negativo, con violencia, y llega aquí, a Policía Juvenil, y se dan cuenta que hay algo diferente”.
El contagio de la lectura
En busca de eso diferente, el IMAC se ha dado a la tarea de impulsar un programa en sedes alternas, en el contexto de la Feria Nacional del Libro de Tijuana, donde lo más importante es establecer el contacto más directo con los libros: ayer fue Guillermo Guerrero, Iván Farías y, en especial, Benito Taibo, un convencido de que, en el proceso de construcción de la personalidad, “el libro puede ser muy importante”.
“Cómo vivir otras vidas, sin dejar de vivir la propia. Cómo mirar otros mundos sin dejar de mirar al propio. Cómo acceder a múltiples posibilidades de pensamiento, sin dejar de tener los valores que tenemos y creer en las cosas que tenemos. Ser lector no es lo mismo que saber leer”.
A lo largo de una hora, Benito estableció una dinámica de contagio de la lectura y de los libros, y también de reflexión acerca de los otros caminos que se pueden encontrar niños y jóvenes dentro de esas historias: “no hay que conformarse con el cacho de tierra que nos tocó, con la idea preconcebida de que las cosas tienen que ser así y nunca podrás salir de El Refugio”.
“Hay que pensar todo el tiempo en que podemos ser lo que queramos y leer hace que miremos de manera distinta.”
ES