En un tiempo en que hay demasiados libros, se requieren de diferentes estrategias para poder acercarse a los lectores, en donde puedan convivir las distintas formas de venta, se coincidió en una de las primeras mesas del encuentro CONTEC México, organizado por la Feria Internacional del Libro de Frankfurt.
“Creo que sí hay demasiados libros, pero también hay demasiados lectores. Aquí podemos entrar en controversia pensando en el bajo índice de lectura que tenemos en el país, pero los lectores son lo que hay. El reto más importante que tenemos las librerías, los editores y toda la cadena del libro, tiene que ver con encontrar a ese lector y generar el encuentro entre el lector y la librería”, en palabras de Pilar Gordoa, directora de Marketing y Servicios Editoriales de Penguin Random House México.
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Desde su perspectiva, los libreros son expertos en acomodar libros y luego en desacomodarlos, porque mes con mes llegan una gran cantidad de libros y ya no hay espacio como tal, “entonces hay que quitar títulos que quizás tienen una mejor rotación, una mejor posibilidad de venta, porque el espacio es el que es”.
“Ese el gran reto que se tiene frente a las librerías online, porque mientras se enfrentan a un espacio limitado, por el otro lado está el desierto del Sahara, donde una liga nos lleva a un territorio desértico porque no hay límite para la exhibición de esos productos”.
Durante la mesa, celebrada en el Centro Cultural de España, bajo el título general “¿Por qué ir a una librería si puedo comprar un libro online?”, Erika Carrillo, representante de Librerías Porrúa, se refirió a la importancia de esos espacios como puntos de reunión, incluso de lugares para poderse desconectar de la realidad en busca de aquel título que no hemos leído o para descubrir a un nuevo autor.
“Necesitamos un espacio al cual podamos ir con nuestros hijos, tener cinco minutos de calma, buscar un libro infantil, dejándonos guiar un poco por la intuición. La librería nos brinda un espacio público, en donde podamos reencontrarnos con ese niño que, en determinado momento, se quedó con las ganas de una historia romántica, de un relato infantil: en una librería nos podemos reencontrar a nosotros mismos, conocer a los autores abandonados entre el polvo: debe ser un espacio social y cultural, de intercambio, de diálogo, donde todavía podamos contribuir a que nuestro país o nuestra comunidad pueda salir adelante”.
Por su parte, el escritor y editor Luigi Amara, ahora librero porque el año pasado abrió la Librería de viejo La Murciélaga, habló sobre la necesidad de reflexionar en torno al papel fundamental de una figura en vías de extinción: el librero.
“Se me ocurrió abrir una librería de viejo por sentir que casi eran el último reducto donde uno podía escuchar una conversación entre los libreros y los clientes, y ser orientado, ser puesto en la pista de libros que no tenía en mi radar, que ni siquiera sabía que existían: no hay algoritmo actual que supere a un librero”.
Las actividades de CONTEC van a continuar este miércoles, a partir de las 10:30 horas, en el Centro Cultural de España, con temas como Entender a Big Data, Narrativas Transmedia o Keynote: Futuro y audiencias.
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