La luz de la memoria

"Shakespeare Palace". Lumen. México, 2018.
Ciudad de México /

La dictadura uruguaya —de 1973 a 1985— forzó al exilio a cerca de 380 mil personas, casi el 14 por ciento de la población. Entre ellos se encontraban Ida Vitale (Montevideo, 1923) y su esposo Enrique Fierro. México se convirtió, por así decirlo, en su segunda patria. Vivieron una década en la capital, entre intelectuales y nuevas costumbres.

Dice Bergson que hay dos funciones de la memoria: la que ayuda a que desarrollemos hábitos y la memoria-representación que sirve para aprender y retener estados de conciencia, imágenes, pensamientos y estados afectivos. Ida Vitale frecuenta este último tipo de remembranzas al reconstruir cómo fueron los años que vivió en Ciudad de México, de 1974 a 1984.

Esta recopilación de estampas de la cultura mexicana puede dividirse en dos: los escritores y amigos, y los objetos y minucias que forman parte de la vida cotidiana de la capital que no dejaron de asombrar a la escritora como la comida, el ruido, la versatilidad de su Volkswagen y algunas palabras. En ese primer grupo destacan figuras como Ulalume y Teodoro González de León, Carmen y Álvaro Mutis, Beatriz Espejo y Emmanuel Carballo, María y José de la Colina, Telma Nava y Efraín Huerta, Marie José y Octavio Paz, Inés Arredondo y Tomás Segovia, Bárbara Jacobs y Augusto Monterroso, Juan José Arreola, Juan Rulfo, Fernando Benítez y Huberto Batis, entre otros.

A Octavio Paz lo conoció por el ensayista y traductor uruguayo Danubio Torres Fierro. Recuerda que Paz le preguntó a Enrique Fierro quién consideraba que era la mejor escritora mexicana contemporánea. “Ambos coincidíamos peligrosamente. ¿Cómo lo iba a tomar Octavio? Sin duda él había seguido nuestro recorrido mental, cuando al decir Enrique, después de respirar hondo: ‘Elena Garro’, sonrió y dijo estar de acuerdo. ¿Haría pasar a todos sus nuevos conocidos por parecidas pruebas? Sospecho que sí, que sintiéndose expuesto y vulnerable deseaba asegurarse de cómo eran o qué pensaban los que andaban en sus proximidades”, narra Vitale, premio Cervantes en 2018.

Para Alan Baddelev, el secreto de una buena memoria, al igual que el de una librería, es la organización. Vitale aplica ese principio y lo acompaña de una buena prosa.

  • Mary Carmen Sánchez Ambriz
  • mcambriz@hotmail.com
  • Ensayista, crítica literaria y docente. Fue editora de la sección Cultura en la revista Cambio.

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