“La meditación y la pintura se motivan una a otra”: Toan Sunim

Su estudio está dentro del Centro Budista, el ambiente es de paz, equilibrio, la conversación y la sabiduría de la tortuga.

El arte lo lleva unido al budismo, es el Maestro del Centro Budista Zen (Sociedad Budista para la Sabiduría Compasiva).
"Encuentro en el oceánico infinito" Temple sobre tela, 2019. Toan Sunim
Ciudad de México /

Ser pintura

El dibujo me lleva en gran parte a la meditación porque estás en contacto muy íntimo y directo con la realidad. La realidad se está moviendo aunque sea una persona posando y mucho más si haces apuntes de la gente caminando o el vuelo de un pájaro. Pintando notaba que no estaba inmerso en el pintar, estoy divagando y pierdo tiempo valioso y para mí la pintura ha sido una labor espiritual, entonces pensaba “si tengo todo, ¿cómo es que no lo hago?”

Ser meditación

Sabía que debía de ejercitarme de algún modo pero no tenía un método, una forma. Entonces, caminando en el campo vi unas personas sentadas en silencio, no sé si estarían haciendo yoga o qué, y también por esas fechas oí hablar a alguien en la clase de grabado de la meditación zen, entonces dije “eso necesito hacer” y desde que me senté por primera vez a meditar me encantó. Empecé a leer sobre budismo, perdí mucho interés en dibujar y después fui a un retiro, conocí al Maestro Samusuyin, es un Maestro coreano que vino a México, decidí probar tres meses en Toronto y me quedé ocho años y medio.

Meditar

Un año después de estar en el templo, regresé a la Ciudad de México y luego tuve un encargo de una escultura, de un busto del poeta Carlos Pellicer y ahí noté inmediatamente un cambio al trabajar durante mes y medio, y la diferencia era enorme, podía meterme realmente en la obra. Es una gran oportunidad la de unir la meditación a la pintura, son dos partes que se motivan una a otra.

La tortuga meditativa

Hace unos años hice estudios de peces, tortugas y encontré una relación muy clara con la meditación, los peces en este silencio, las tortugas y el movimiento tan lento, flotando, es muy similar la sensación de la meditación, es esa ligereza. El tiempo con la meditación se enfatiza al llevar tu práctica a la vida cotidiana, a la acción. Estás plenamente atento, pones tu mente en lo que haces, este momento no es un escape, es más fuerte, te liberas de distracciones, y en esa quietud trabajas de una manera muy fina con tu cuerpo, mente. Lo que traté en este cuadro es unir dos sensaciones, una es el momento presente, solo vivir en el presente del animal y una atmósfera de atemporalidad. 


  • Avelina Lésper

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