Exhibida en la galería Le Royer en Montreal, Canadá, la nueva serie de obras de Francisco Valverde (Cuernavaca, 1972), titulada Histograms, desafía la percepción tradicional del arte al combinar elementos de datos cuantitativos con una interpretación visual única que el autor encuentra fascinante.
“Mi obra, al igual que un histograma, contiene una serie de rayas que manifiestan información, contenido o datos”, comentó el artista, quien considera que este enfoque permite que sus pinturas no solo sean visualmente atractivas, sino también ricas en contenido metafísico.
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Para Valverde, el proceso de transformar datos cuantitativos en arte es una exploración de experiencias personales traducidas en líneas, ritmos y colores. “Si todo es información, incluso los pensamientos y las emociones concebidas como experiencias cuantitativas, busco representar en la muestra data de un universo personal”.
En cuanto a las técnicas utilizadas, mencionó que trabaja con resinas epóxicas pigmentadas y barnices automotrices, materiales que permiten crear una volumetría en un panel completamente plano, logrando así una textura y una escala que transmiten la energía visual de los histogramas.
Valverde destacó que la información representada en su obra tiene un alto contenido metafísico y que los histogramas son principalmente la expresión de un mundo cuantitativo, pero no siempre visible para el ojo humano.
El artista espera que sus pinturas permitan a los espectadores viajar a través de colores, formas, ritmos y texturas, conectando con su propio lenguaje y mundo interior. Busca que el observador de sus piezas pueda viajar a través de un sinnúmero de colores, formas, ritmos y texturas.
“Finalmente, una abstracción es también contenido informativo traducido a una forma, color, textura, marca o registro plasmados en algún formato existente”, explicó. Esta conexión se refleja en su trabajo, donde la información se convierte en una entidad visual con ritmo y color.
El proceso de curaduría en Le Royer fue fluido gracias a la relación de varios años entre Valverde y la galería. Las piezas necesarias y suficientes que lograrán comunicar el concepto de la exposición fueron seleccionadas cuidadosamente para la muestra, que incluye 17 obras.
Sobre la evolución de su trabajo, Valverde mencionó que, aunque el contenido de su obra sigue siendo esencialmente el mismo, la forma de comunicarlo ha adquirido mayor fuerza y claridad. “Seguiré trabajando sobre ese mismo concepto, explorando nuevos materiales y formas de poder transmitirlo”, afirmó, sugiriendo futuras obras que continúen explorando la relación entre datos, visualidad y emociones.
Una vida al arte
Valverde es hijo de padre cubano y madre mexicana. Inició su carrera como autor figurativo y fue maestro de pintura en la licenciatura en Artes Visuales en el Centro Morelense de las Artes. Inspirado por la creatividad de sus alumnos, comenzó a explorar un nuevo lenguaje artístico, trabajando en grandes formatos y utilizando materiales sintéticos y botellas de plástico llenas de color, abandonando técnicas tradicionales. Su objetivo era recrear la línea, el elemento primordial del dibujo y la pintura.
El artista describe su trabajo como una combinación de obsesión y libertad, reflejando tanto la rutina diaria como la alegría infantil de dibujar por primera vez. Sus acabados finos y sutiles también rinden homenaje a la tradición pictórica, evocando los colores y brillos de los dulces de su infancia.
Ha recibido varios reconocimientos, incluyendo el Primer Premio en la Bienal Rufino Tamayo, la Bienal de Artes Visuales de Yucatán, y becas de Fonca y Foeca del Instituto de Cultura de Morelos y el Consejo Nacional para la Cultura y las Artes. También fue parte del programa Jóvenes Creadores del Instituto de Cultura de Morelos.
Obtuvo su licenciatura en Bellas Artes del Art Center College of Design en Pasadena, California. La muestra en cuestión se encuentra vigente hasta el 15 de agosto en Galerie LeRoyer | GLR41 41 rue St-Paul Ouest Montreal, Canadá.
PCL