Si la mezzosoprano Alexandra Gravas incluye canciones griegas en sus recitales se debe, dice en entrevista, a que "esta música es poco conocida en la escena musical internacional. Además de que su calidad es soberbia, siento que es un deber natural incluirlas: si no lo hago como griega, ¿quién más va a hacerlo?"
Gravas está de regreso en México con Inspiración Griega, serie de tres recitales, que iniciará hoy en el Teatro Degollado de Guadalajara a las siete de la noche, el viernes a la misma hora en el Palacio de Bellas Artes y, el domingo al mediodía, en el Museo Nacional de Arte. Será acompañada por los pianistas Ana Silvia Guerrero en Guadalajara y Józef Olechowski en la Ciudad de México.
La cantante nacida en Alemania de padres griegos, que se formó en musicología, filosofía y literatura alemana en la Universidad de Fráncfort, afirma que siempre ha sido muy fuerte su interés en descubrir todo lo que tiene que ver con Grecia en el terreno del arte. "Cuando era estudiante de canto empecé a descubrir todas estas grandes canciones, especialmente las de Yannis Constantinidis. Él también pertenece a la diáspora griega de Asia Menor, de donde provienen mis abuelos."
En la primera parte de su recital, Gravas presentará una selección de compositores cásicos griegos, como el citado Constantinidis, Dmitri Mitropoulosy Nikos Skalkottas. Todos ellos, explica, "son bien conocidos y sus canciones son increíblemente hermosas y únicas, muestran que Grecia también ha producido compositores muy talentosos en el terreno de la música clásica."
¿Qué puedes decir de Constantinidis y Skalkottas?
Ambos fueron alumnos de Arnold Schoenberg y Kurt Weill a principios de los años veinte en Berlín. Skalkottas es mucho más famoso en la escena de la música clásica internacional por su trabajo sinfónico, como las Danzas griegas. Solo compuso un ciclo de canciones para mezzosoprano y piano e hizo algunos arreglos de canciones folclóricas. El ciclo se había perdido y yo tuve mucha suerte, porque un admirador mío fue a verme después de un recital en Londres y me regaló las partituras con su autógrafo. Estrené el ciclo en Londres en 2004 y me siento muy orgullosa de haber sido parte de su redescubrimiento.
¿Cómo describirías la música de Constantinidis?
Es totalmente diferente: aunque estudió la escuela alemana de composición, para mí la música de Constantinidis es muy francesa: melódica, dramática, sensible. Me gusta mucho porque no solo expresa la letra a través de las emociones musicales, sino que sabe muy bien escribir para la voz.
¿Qué escucharemos en la segunda parte?
Estará dedicada a la música popular de Grecia con algunas melodías hermosas que son conocidas internacionalmente, como "Los niños del Pireo" y "Zorba" en una versión cantada. Habrá muchas sorpresas que mostrarán la conexión cultural entre la música griega y la música mexicana, una relación emocional y explosiva, directa y profunda.
¿Cómo influye el folclore en la música clásica?
En la música clásica se siente mucho el elemento de la canción folclórica. No puedo hablar por los compositores contemporáneos, pero en los que conozco y, particularmente, en los que canto, se escuchan elementos de música folclórica, ya sea la melodía, las armonías o el uso de los tonos bizantinos. Creo que es la magia de la música folclórica de cualquier país.
¿Cuál es el papel del artista en estos días turbulentos?
No solo hay crisis económica, sino también una crisis de los valores en la vida. De acuerdo con mi experiencia, la percepción del público se ha vuelto más emocional: la gente quiere escuchar y ver la verdad en las artes, extraña escuchar canciones con sustancia, que sean verdaderas y emocionales, que les dé una sensación de esperanza. La música es un símbolo de esperanza y la voz está conectada directamente con el alma, con el universo, con lo desconocido, lo que los humanos siempre tratamos de alcanzar.
Un viaje por varios géneros musicales
Además de la música de concierto y folclórica, Alexandra Gravas interpreta música de cine, obras de teatro, jazz y pop, géneros que considera herramientas muy útiles. Al escuchar su ductilidad vocal uno no pensaría que una paralización de las cuerdas vocales le impidió hablar durante un año y medio, pero así fue. Por fortuna se curó y su recuperación incluyó clases de canto en forma –antes quería ser cantante pop–, lo que le permitió descubrir que su voz era para la música clásica.
Al tener que seguir la dura disciplina del canto clásico, durante sus estudios olvidó lo que llama su "anarquía en la voz". Más tarde decidió que cantaría también otros géneros, "sin perder ni mi técnica ni mis conocimientos, sin perder mi identidad, la personalidad que soy en el escenario y mis interpretaciones del repertorio clásico y el no clásico. Al quitarme las restricciones creo que he encontrado mi propio estilo, mi propio sonido. Esta decisión ha sido increíblemente importante y vital para mi desarrollo artístico en años recientes."