Torreón es visto desde una evocación sobre tiempos oscuros, donde la actuación del estado soprende, pero para mal. En un contexto de desencanto, el dramaturgo Enrique Olmos de Ita recorrió las calles de esta ciudad y entrevistó a algunos personajes con el propósito de escribir la obra “Viral. A pesar del oscuro silencio”, que bajo la dirección de Arnulfo Reveles ha sido llevada al escenario del Teatro Nazas.
Este joven escritor fue colaborador de Milenio y asumió a temprana edad la crítica de teatro.
Ahora comparte sus ideas en revistas como La Tempestad y es columnista en la revista Replicante y en Escenario 306.
¿Cuál fue la intención de escribir una obra como Viral? Tenemos en mente que la hiciste ex profeso para esta ciudad.
-En realidad me llamaron porque habían leído mis obras y tenían mucho interés en hacer algo para jóvenes, como que se hace mucho teatro para adolescentes pero la siguiente edad no está tan cubierta y esa era nuestra intención, hacer un espectáculo para jóvenes en Torreón, onda prepa, universidad.
Sé que hiciste un trabajo serio, con entrevistas y que levantaste una especie de censo.
"Sí, a mí lo que me gusta es trabajar a partir de un tema, todas mis obras son temáticas, entonces vine a buscar el tema y creo que había demasiados. Cada quien quería hablar de sus temas. Luego salías a la calle y te decían mil cosas pero el único que sentí que se repetía era la noción del ciudadano frente al espacio público, sobre todo en una ciudad que fue violentada, entonces siempre había esta sensación del qué hacer o qué hacemos con el espacio público después de una época de muchísima violencia. Y siento que ahí nos quedamos".
Abordas la situación de violencia generalizada a través del manejo de información en redes sociales, ¿qué piensas de las redes sociales, qué pertinente te resultó el hecho de comunicarse en un tiempo contingente?
"Yo creo que las redes sociales son una de las grandes ventajas del siglo presente. Le veo siempre mucho mayores ventajas que las desventajas, me da la impresión de que hay un discurso fatalista frente a las redes sociales y el internet: que es malísimo y nos está deshumanizando, yo creo que es todo lo contrario".
"Me da la impresión de que en ciudades como esta que tienen un pasado muy cercano, en condiciones de pérdida del espacio público y de noción civilizatoria, es muy importante que las redes sociales se conviertan en el otro espacio público: en el espacio del debate, en el espacio evidentemente del ocio y de la diversión pero también de la reflexión".
En ese apartado que manejas fue acertado, pero cuando las personas renuncian a su intimidad creo que hay un profundo conflicto.
"Claro, justo creo que ese es el conflicto, que a veces decimos demasiado lo que hacemos en redes sociales. A mí me hacía mucha gracia cuando salió toda esta investigación sobre los datos personales que han vendido las empresas que manejan las redes sociales. Yo creo que es innecesario porque siempre estamos diciendo qué hacemos, con quién estamos, a dónde vamos, no es necesario que nos espíen, nosotros creo que hicimos ya una renuncia a cierta noción de la intimidad y eso es muy interesante en las generaciones más recientes porque creo que ya se habituaron a que el espacio público es compartido y la intimidad tiene otros códigos muy distintos a los que nos educaron a nosotros".
En contexto y con una actitud completamente lúdica, este joven dramaturgo se encuentra a sí mismo viejo. Con una licenciatura en Humanidades por la Universidad del Claustro de Sor Juana y una veintena de obras de teatro que han sido llevadas al escenario y que fueron publicadas en Paso de Gato, 'El Milagro, Tierra Adentro y la UNAM, se podría decir que es un jóven prolífico. Pero él asegura que el tiempo en México es relativo.
¿Cuántos años tienes?
"Yo estoy ya viejillo, estoy en la tercera edad. Sobre todo porque sabes que en México uno deja de ser joven cuando ya no pides apoyo de Jóvenes Creadores del FONCA (Fondo Nacional para la Cultura y las Artes) y a mí me quedan dos años de ser joven y ya me siento de la tercera edad".
Bueno, también la percepción de la edad se modificó y ahora queremos ser más niños o cada vez queremos ser menos grandes.
"Lo que pasa es que la infancia es la felicidad, entonces queremos ser felices porque el capitalismo lo que ha hecho es que la edad adulta sea muy compleja y sea cada vez una edad de mayores frustraciones, trabajar más horas, cobrar menos, no poder hacer lo que eventualmente querías ser cuando tenías veinte años y estudiabas una carrera universitaria y creías que te iba a ir bien. Siento que uno está perpetuando la infancia y la adolescencia porque son lugares menos tétricos".
Volviendo a la obra, ¿cuáles fueron los elementos que debiste considerar para armar tu guión?
"Te diría eso, cuando yo me di cuenta de que los actores eran jóvenes pero no tan jóvenes es cuando entendí que debía trabajar desde un punto de vista evocativo, el cómo alguien hablaría de su adolescencia porque esta cosa de... a un actor de 35 años lo quieres travestir y que parezca de 14 pues no me parece verosímil, pero sí me parece verosímil que alguien de 35 diga ‘Yo así fuí a los dieciocho’ y ese fue un poco el punto de partida. De ahí arrancó todo".
Nos hace recordar que el tiempo pasa. La inseguridad detonó en Torreón en 2007 y más o menos frenó en 2013.
"Exactamente. A mí me tocó venir a trabajar en el año 2012 y era impresionante que se escuchaban balaceras pero la gente seguía viniendo al teatro. En ese sentido me parece que Torreón es uno de los lugares más interesantes para comprender la recuperación del espacio público por la sociedad civil".
"Nunca abandonaron del todo sus actividades. Evidentemente pusieron todas las precauciones posibles pero siguieron frecuentando la ciudad. Tampoco se dio un éxodo masivo, la gente se quedó y eso me parece que es absolutamente rescatable".
¿Cuáles fueron los factores políticos que debiste interpretar?
"Lo recurrente aquí siempre, con la gente que tuve acceso fue la percepción de que es increíble que no haya habido una pérdida brutal electoral con Los Moreira".
"A mí me sigue pareciendo increíble y con la gente que hablé le pareció increíble y eso era un poco también lo que queríamos reflejar, que el estado siempre nos sorprende para mal. Es mucho el desencanto de los chicos y lo sentí cuando vine a hacer el texto. Yo soy muy fan de esta ciudad y siempre me gana este espíritu optimista que tiene Torreón y la mayoría de su gente. Ya cuando uno escarba un poquito más de esta fachada de hospitalidad que tienen, me doy cuenta de que la gente está desencantada porque da la impresión de que no hubo cambio de gobierno y que todo sigue igual, como si Coahuila estuviera aparte del país".