La pesadilla americana

"En una sociedad cerrada en donde todo el mundo es culpable, el único crimen es que te cachen. En un mundo de ladrones, el único pecado final es la es
Editorial Milenio
Ciudad de México /

Perdido entre la pirotecnia de drogas, excesos y todo tipo de situaciones absurdas, es fácil olvidar que, según Hunter Thompson, la motivación del mítico viaje a Las Vegas que se convertiría en Miedo y asco en Las Vegas es su intención de encontrar el Sueño Americano. Casi al comienzo del libro, ante la vacilación de su abogado samoano, le responde: “Tonterías. Venimos aquí a encontrar el Sueño Americano, y ahora que estamos en el vórtice, quieres renunciar. Date cuenta de que hemos encontrado el nervio principal”.

Como sucede a menudo con los provocadores profesionales como Thompson, la primera impresión es pensar que esté bromeando, cuando realmente el libro entero muestra la seriedad con la que acomete la empresa, pues qué mejor representación del consumo, despilfarro, ruido incesante y todo lo demás que representa Las Vegas como trasunto de la inagotable ansia gringa por devorar la existencia, incluso si eso implica arrasar con los otros y con uno mismo. Y al drogarse con el compromiso inquebrantable demostrado a lo largo de todo el viaje, no solo nuevamente ejerce al estilo americano su libertad individual para hacer a cada momento lo que le venga en gana, sin importar si eso va en contra de normas, leyes, costumbres (que se registre para cubrir la Conferencia sobre Narcóticos y Drogas Peligrosas es casi demasiado perfecto), sino que se da cuenta muy bien de que en un sitio como Las Vegas la ley es absolutamente secundaria frente al dinero y todo lo que de ahí emana, al grado de que en algún momento escribe: “Si Charlie Manson se registrara mañana en el hotel Sahara, nadie lo molestaría, siempre y cuando dejara buenas propinas”.

De ahí que Miedo y asco en Las Vegas sea uno de los más implacables comentarios sobre la podredumbre que subyace al brillo lustroso del Sueño Americano pues, si en la vertiente que forma parte de la narrativa libertaria dominante, el tan cacareado sueño ha devenido en la pesadilla que es la sociedad estadunidense actual, es casi una respuesta de extrema salud la decisión de Thompson de drogarse hasta la saciedad.

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