El caso de Paulo Coelho es una contradicción: ha vendido millones de libros y es seguido por incontables personas en redes sociales, pero mantiene una obstinada resistencia a los encuentros con periodistas.
No obstante, la publicación de su novela más reciente, Hippie (Planeta, 2018), lo forzó a conceder una entrevista al suplemento XL Semanal, del diario español ABC.
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La conversación se fue tornando tensa, hasta que la periodista Virginia Drake cuestionó al escritor si es posible ser hippie aun cuando vive en una lujosa mansión en Ginebra, rodeado de obras de arte y con mayordomo.
Molesto, el autor de El alquimista respondió afirmativamente “porque lo hippie no es el exterior, es el interior; es tu cabeza, es la manera de ver la vida”.
El intercambio de preguntas y respuestas continuó en ese tono hasta que la periodista apuntó que el nombre del escritor está convertido en una marca, con contratos por montones, millones de ejemplares vendidos y una agencia literaria propia.
Un par de preguntas después, un poco enfadado, según relató Drake, el escritor protestó: “no te puedo explicar mi pensamiento porque a cada momento me interrumpes. Borra todo y empezamos de nuevo”.
Ante la insistencia de la periodista, el escritor pidió “un poco de tiempo porque no sé si quiero seguir hablando de esto”. Se levantó “un par de eternos minutos” y regresó para rematar:
“No estoy cómodo. Borra todo, empezamos otra vez y déjame hablar”.
Tras confesarse arrinconado, Coelho cedió a las preguntas de la periodista y extendieron la conversación, ya en un tono más afable, otro buen rato.
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