Jorge Luis Borges, que se "figuraba el Paraíso bajo la especie de una biblioteca", nos regaló incontables razones para amar esos espacios repletos de libros a los que hoy, 24 de octubre, dedicamos un día de celebración.
La efeméride surgió en España en 1997, por iniciativa de la Asociación Amigos del Libro Infantil y Juvenil de ese país, que se propuso resaltar “la importancia de la biblioteca como lugar de encuentro de los lectores de todas las edades y como un instrumento de formación y convivencia humana”.
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Se eligió el 24 de octubre en recuerdo de la destrucción de la Biblioteca Nacional y Universitaria de Bosnia-Herzegovina —llamada también Vijećnica, que significa ayuntamiento, por ser la primera función que cumplió el edificio—, incendiada una noche de verano de 1992 durante la Guerra de los Balcanes.
El número de libros reducidos a cenizas fue descomunal. Las cifras oficiales registran que se quemaron unos 800 mil títulos, pero otras fuentes señalan que fueron casi dos millones, incluidos ejemplares raros.
¿Cómo resurgió la Vijećnica ?
La edificación había sido construida durante el imperio austrohúngaro. De arquitectura inspirada en el estilo morisco español, el recinto era el punto de reunión de estudiantes de varias nacionalidades y credos. Era un auténtico símbolo multicultural.
Esa noche trágica, los esfuerzos de bomberos y voluntarios —que valientemente se arriesgaron entre los disparos— fueron insuficientes, pero lograron salvar una pequeña parte de la colección.
En 2014, gracias a los esfuerzos y apoyos de la Unión Europea, la biblioteca recuperó el esplendor que tuvo a inicios del siglo XX y, al mismo tiempo, se convirtió en un símbolo aún más poderoso del humanismo que el planeta.
En un acto de solemnidad, el violoncellista Verdan Smajlovic entró a las ruinas de la Vijećnica para tocar el Adagio de Albonini. “El edificio aún respiraba, a pesar de la destrucción”, dijo en ese entonces.
Este fragmento de la película Welcome to Sarajevo, del realizador Michael Winterbottom, hace un guiño a la actuación del músico.
Y aquí hay una conmovedora versión del cellista croata Hauser, con la Orquesta Filarmónica de Zagreb, en octubre de 2017.
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