Mario Vargas Llosa (Arequipa, Perú,1936) ya lo había advertido: Le dedico mi silencio (2023) sería su última novela y ahora, también, deja su columna “Piedra de toque” publicada por El país, su casa periodística durante 33 años.
No es todo, no volverá a dar entrevistas, la publicada por ese diario también este fin de semana es la última en su carrera.
En su última columna, el Premio Nobel dio un único consejo para los jóvenes que “se inician como escritores en la prensa diaria: decir y defender su verdad, coincida o discrepe de lo que el diario defiende editorialmente”.
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Agregó: “El periodista de talento busca la verdad como una espada que se abre paso por doquier. Decir mentiras, manipular, es fácil, pero tarde o temprano queda en evidencia. El que dice la verdad y la defiende presta un servicio a sus lectores y a su tiempo. Eso es a lo que tímidamente he aspirado”.
En su última entrevista, dijo a El país que para él es más fácil decir cómo ha influido el periodista en el novelista, no al revés. “Para poder escribir novelas yo he necesitado siempre tener un pie en la actualidad.
“Yo no soy un escritor de literatura fantástica sino realista, y además el hecho de vivir tantas horas, todos los días, embebido en la ficción ha significado la necesidad de salir de ese mundo de imaginación y ver, tocar, el mundo real, salir de la torre de marfil. Seguramente ser novelista aporta algo a la hora de escribir columnas, porque el novelista tiene una cierta sensibilidad al ver la actualidad y eso debe reflejarse de alguna manera”.
Dos pasiones
El escritor estudió Letras y Derecho en la Universidad Nacional Mayor de San Marcos en Lima y comenzó como reportero en La crónica en enero de 1952, con apenas 16 años. Su padre no vio esto con buenos ojos y a los pocos años lo sacó del periódico, pero la semilla del periodismo ya estaba sembrada en él.
Años después comenzó a colaborar profesionalmente en periódicos y revistas, siendo editor de Cuadernos de composición y de la revista Literatura.
Es aficionado al futbol y un experto en estadísticas de este deporte, y durante el Mundial España 1982 ejerció como periodista deportivo.
Además de El país, ha colaborado en medios como Le Monde, The New York Times, La tercera y en la revista Letras libres, escribiendo prolíficamente crítica literaria y periodismo.
En el estudio “Los periodistas de Mario Vargas Llosa” se detalla que en sus novelas “aparecen de manera recurrente personajes con el perfil de periodistas. Si bien en ocasiones solo son parte del ambiente, en distintos momentos juegan un papel importante en el desarrollo de la obra, como en Conversación en La Catedral (1969), Pantaleón y las visitadoras (1973), La tía Julia y el escribidor (1977) y La guerra del fin del mundo (1981)”.
Este trabajo dice que “el premio Nobel ha combinado su carrera de escritor con la de colaborador de periódicos, estaciones de radio y de televisión. Vargas Llosa ha estado vinculado con el periodismo toda su vida, ya sea como redactor, jefe de información, columnista, articulista, incluso como entrevistador y conductor de un programa televisivo en Perú, por lo que no resulta extraño que por su narrativa desfilen personajes vinculados con los medios de comunicación”, se agrega en dicho estudio (Durán, A., Martínez, J. y Martínez, S. 2019. Fuente: Los periodistas de Mario Vargas Llosa. Espacio I+D, Innovación más Desarrollo).
Para conocer más de Vargas Llosa, en su faceta como periodista se pueden consultar los tres libros de Piedra de toque, que reúnen las columnas publicadas en El país.
¿Una última sorpresa?
El Centro Ricardo Salinas Pliego presentó Mario Vargas Llosa: Una vida en palabras, una autobiografía en la que el escritor tiene una conversación con su hijo Álvaro.
La serie muestra “las diferentes facetas que integran su vida: el hombre, el novelista, el político y el ciudadano del mundo”.
En el último capítulo, titulado “Le dedico mi silencio”, Álvaro dice: “Aunque disminuido por edad y un tratamiento que lleva tres años, mi padre sigue activo en lo que puede repartiendo su tiempo entre ambos lados del Atlántico, y entre Madrid y París, muy pendiente de la actualidad política cuyos vaivenes lo entusiasman o lo entristecen, según el caso.
“Ya no escribirá más novelas dice, porque entiende que el esfuerzo requerido supera sus actuales capacidades, y se concentra en un ensayo pero sigue leyendo vorazmente. Conociéndolo, seguirá desafiando el paso del tiempo y no es imposible que nos tenga nuevas sorpresas creativas”.
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BSMM