Antonio Sánchez: “En el imaginario colectivo, el migrante es un invasor”

Entrevista

En su más reciente álbum, Lines in the Sand, el baterista mexicano retrata la crisis migratoria en la frontera con Estados Unidos.

Antonio Sánchez, baterista y líder del grupo Migration. (Foto: Fernando Aceves)
Juan Carlos Villanueva
Ciudad de México /

Detrás de la batería, el mundo de Antonio Sánchez parece rítmico, preciso; cada movimiento de baqueta se antoja magistral. Del otro lado de los tambores, sus ritmos y cadencias se convierten en misiles en un mundo hostil. “No entiendo otra forma de hacer arte si no te comprometes, si no usas tu obra para revolucionar y crear conciencia”, asegura en entrevista el baterista que, a sus 47 años, ha tocado con Pat Metheny, ganado un Grammy y hecho de su creación un cuartel para los migrantes que intentan cruzar la frontera entre México y Estados Unidos en busca de un futuro mejor.

En el corte “Travesía”, que abre su más reciente disco Lines in the Sand, en medio del caos y una sórdida barahúnda sobresale una voz que repite “¡Esto está mal!” y otras exclaman sin tregua “Shame on you!”. Se trata de audios reales del momento traumático de la separación de madres e hijos sometidos ante agentes migratorios y aduanales estadunidenses. “Me parece una escena perfecta para captar la atención de la gente”, advierte Sánchez. “Cuando seleccioné esos audios, ocurría precisamente la separación de las familias por agentes de migración. Me pareció que era necesario poner algo así de fuerte para que la gente tomara un poco de conciencia sobre cómo se escuchan esos momentos horribles e impactantes. En el imaginario colectivo, la imagen del migrante es la de un invasor, la de alguien no deseado, y estos audios reflejan precisamente eso”.

Antonio Sánchez hizo un disco conceptual que, a lo largo de seis cortes y una hora con nueve minutos, hilvana un discurso de protesta a través de un viaje musical con pasajes sombríos pero lúcidos y cuidadosamente ejecutados. Finalmente, “el jazz siempre ha tenido un elemento de protesta y cuestionamiento”, ya que las raíces del género provienen de la diáspora africana hacia el otro lado del Atlántico durante el siglo XIX, y en particular en el siglo pasado, cuando se dieron las condiciones para que la música negra en Estados Unidos sirviera como vehículo de protesta contra el poder hegemónico del hombre blanco.

En su disco anterior, Bad Hombre (2017), Antonio Sánchez —nacido en la Ciudad de México y naturalizado estadunidense— despliega un discurso anti-Donald Trump donde cuestiona el racismo y la segmentación de los latinos por el gobierno del país del Tío Sam. En Lines in the Sand explora el periplo de los migrantes desde una perspectiva mucho más humana. “Pienso en este disco como una opción positiva; no es tan oscuro como Bad Hombre”, dice el baterista. “Es una invitación a ponerse en los zapatos del prójimo y a sensibilizarnos como humanos. Se trata de reflexionar sobre aquellos que han tenido que abandonar sus vidas, huir del hambre, del miedo y la violencia. Si estuvieras en su lugar, ¿cómo te gustaría ser tratado?”.

Para el artista, ser nacionalizado estadunidense le “permite hacer una mayor diferencia desde ahí [Estados Unidos] que desde acá [México], pero no es fácil permanecer viviendo en Nueva York. Siento una dicotomía y un conflicto constante al ver las noticias y lo que está haciendo ese país contra los migrantes, contra México, pero a su vez me siento agradecido por lo que le ha brindado a mi carrera profesional. Por desgracia, si alguien empieza a sobresalir, en México te jalan hacia abajo, pero si te vas y la armas fuera entonces escuchas: ‘este es nuestro héroe’. Así ha pasado en el cine con Alfonso Cuarón, Alejandro González Iñárritu y Guillermo del Toro. México siempre ha sido un país malinchista”.

Antonio Sánchez ganó en 2016 un Grammy por la Mejor Banda Sonora de la película Birdman, de Alejandro González Iñárritu. Desde entonces, su trabajo como creador de música para cine lo ha llevado a contribuir en bandas sonoras como Miles Ahead, en la película biográfica del trompetista Miles Davis dirigida por Don Cheadle, así como en la música de la serie de televisión Get Shorty. “Soy un narrador de historias. Siempre he visto a la música como un medio para contar una trama”, explica Sánchez, por cuya sangre transita la herencia histriónica de su abuelo, el actor Ignacio López Tarso.

“Me gusta llevar a la gente de viaje cuando estoy tocando con mi banda Migration. He descubierto que piezas cinemáticas con muchas secciones y con diversos contrastes de sonido y volumen son muy efectivas. Lo descubrí al tocar para Pat Metheny y el impacto que tiene en la gente es enorme. Así, nuestros conciertos no son solo una tocada, sino un discurso y una experiencia donde al final te llevas algo a casa, donde confluye la poesía que recita Thana Alexa [esposa del músico] y una historia que es contada en el escenario”.

ÁSS

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