Estos versos pertenecen a un libro en construcción, La lluvia idéntica. El título proviene de “Crítica de la poesía”, un poema que forma parte de No me preguntes cómo pasa el tiempo, de José Emilio Pacheco (“He aquí la lluvia idéntica y su airada maleza/ la sal, el mar desecho”).
El aire de enero abre raíces,
estrecha el paso de la muerte,
que con su lengua de olas
quiere asirse a la bruma.
Se extiende el espejismo por la playa,
crepitan murmullos
en dos o tres fogatas pálidas.
Las sombras se acometen:
son los prisioneros de la intemperie
que intercambian colillas.
Las tumbas de arena
bajo el cielo helado
azuzan fantasmas alazanes en busca
de una osamenta.
LVC