El dibujo como fin

Artes visuales

La Galería 526 del Seminario de Cultura Mexicana alberga la exposición–homenaje a Gilberto Aceves Navarro, artista fundamental de la historia de las artes del siglo XX mexicano.

Sin título (fragmento) (Gilberto Aceves Navarro)
Miriam Mabel Martínez
Ciudad de México /

Su importancia no solo es pictórica, sino didáctica. La pintura y el dibujo nacional tienen su sello.

Al contemplar Cabezas olmecas. Caricia y materia, curada por Arnaldo Coen, sorprende el vigor aún presente en su trazo, una energía que no disminuye a sus 86 años y que aún se concentra en las piezas de pequeño formato. En las pinturas de gran formato, el color balancea el cansancio. El maestro —por eso lo es— sabe cómo compensar la garra que exige la pincelada.

Esta muestra reúne obra reciente, más de 50 óleos, grabados y esculturas que nos recuerdan por qué Aceves Navarro es uno de los exponentes más audaces del expresionismo abstracto mexicano. Estas piezas son una interpretación de las cabezas olmecas y la continuidad de su propuesta. Aquí se puede ver su pensamiento, así como su investigación sobre formas pétreas. Al contemplar sus cuadros, el espectador hace tierra. Sus manchas, su línea ágil, potente y controlada evidencian al artista que, dominando la figuración, opta por borrar su vestigio para dejarnos solo huellas sensuales.

Sus cuadros tienen distintos enfoques. De cerca, la textura toma protagonismo y en la distancia los colores cobran solidez. No niega su pasado muralista (hay una corpulencia en su hechura que evoca a su maestro David Alfaro Siqueiros) ni esconde su sentido del humor, tampoco su hacer juguetón. Es gratificante ver una pintura tan traviesa que llena la mirada de vida, una capacidad de erotizar la acción de pintar y de dibujar que le da brío a su trabajo, un ánimo que sigue transmitiendo a sus alumnos, para quienes sigue siendo El Maestro. Si bien el dibujo ha sido su vía de conocimiento, ha sido —además de un puente con la pintura— un propósito de enseñanza. Su vida como docente es tan firme como su trazo. Dar clases es parte de su obra y de una comprometida cadena de formar. Su propósito, más que hacer una escuela, ha sido impulsar artistas. Bajo su tutela han pasado generaciones de artistas a los que les mostró cómo encontrar su propio camino, cómo entender el gesto, enfrentarse al vacío del lienzo y romper con astucia el silencio blanco.

Esta exposición (que se extiende a la Galería Lourdes Sosa) invita a revisitar la obra de Aceves Navarro y asumir su papel imprescindible en la proyección del dibujo gestual como un fin.

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