El grupo argentino El Plan de la Mariposa se formó en 2008 por iniciativa de los hermanos Andersen: los trillizos Máximo, Valentín y Camila, junto con sus hermanos mayores, Santiago y Sebastián, al poco tiempo a ellos se sumaron Andrés Nor y Julián Ropero. Aquello comenzó con la idea sencilla de compartir el arte que tanto les apasionaban y quizás viajar gracias al mismo, pero en pocos años la banda ha ganado una popularidad envidiable en la región.
En su música se mezclan diferentes influencias; una base de rock psicodélico es sazonada con instrumentos de tradición folclórica, entre los que destacan el violín y el acordeón, a esta formula no le puede faltar la presencia del sintetizador. Sus letras muchas veces nos llevan por escenarios de fantasía, nos remiten a la naturaleza o nos hablan de memorias familiares.
En su tercera visita a México, el grupo vino a presentar su sexto álbum titulado Correntada (2024); este disco conceptual, el sexto de su carrera, nos presenta a un personaje que se siente superado por la vida y que con la música logra entender varias emociones y superar diversos procesos. Platicamos con Valentín, Camila y Sebastián sobre esta producción y sobre su trayectoria:
— En Facebook me tocó leer que grupos en Argentina surgían ya sea apoyando u oponiéndose a un grupo o solista, digamos Charly García o Luis Alberto Spinetta. ¿Qué opinan de esto?
Sebastián: Eso de estar de lado del sol o de la luna, del calor o del frío, es un reduccionismo que no creo que lleve a ningún lado. Nosotros tratamos de evitar eso; creo que se puede disfrutar muy bien de Spinetta y de Charly y se puede aprender de los dos. Nunca nos dejamos impregnar por esas dualidades porque en principio son aburridas, nunca nos interesó tomar partido. Lo nuestro es tomar inspiración de donde surja.
— En lo musical ¿el grupo es roquero de raíz o ya tampoco se puede defender una pureza en ese sentido?
Valentín: Nosotros hemos escuchado mucha música rock, pero tenemos también influencia de mucho folclore argentino, mucho folclore latinoamericano, mucha influencia de tango. Me parece que las influencias son como luces que iluminan algo imaginario en una gran oscuridad y después sirven para crear tu propio sendero sin pasar por debajo de esas luces. Todo es parte de una gran creación que hace la humanidad y a nosotros nos interesa encontrar algo que tenga la sensación de que es nuevo.
— Me parece que sobre todo en este siglo esas influencias de las que hablas —folclore, tango— se han hecho más evidentes en ciertos grupos en los que el barrio es importante como ustedes o La Berisso y Bersuit.
Sebastián: Para mí lo importante es que, sea la banda que sea, se pueda ver quién es el artista. Eso me parece que es lo más importante, al final es lo que se termina valorando. Si a través de la canción le podés ver el espíritu a las personas que crearon esa obra y a través de la obra de arte podés llegar a una profundidad que esa persona tiene, eso me parece que es el punto más interesante de la cristalización de una obra. Y lo que vos sos es donde te criaste y creciste y ahí se va a ver toda tu formación. Eso da raíz a la obra.
— En cuanto a la instrumentación del grupo, el acordeón y el violín ofrecen un colorido sonoro. ¿Ya estaban desde el principio en la idea del grupo?
Valentín: Sí, desde nuestros tatarabuelos de los dos lados tenemos el violín y también bandoneón, acordeón y piano. Nosotros no tenemos a alguien que se haya dedicado a la música profesionalmente, pero la música siempre ha estado en la familia.
Camila: También están las melodías celtas que igual están en la familia o el folclore que escuchábamos en casa. Si pusimos acordeón y violín fue porque estaban cerca.
AMS