Ignacio Ortiz: mezcal y traición

Entrevista | Doble filo

El realizador mexicano, que recibió un tributo en la Cineteca Nacional con la proyección de seis de sus cintas, contestó con ingenio a estas preguntas rápidas.

Además de largometrajes, Ignacio Ortiz ha dirigido cortos y documentales. (Cortesía)
Fernando Figueroa
Ciudad de México /

Los jueves del recién finalizado marzo, la Cineteca Nacional rindió tributo al director y guionista Ignacio Ortiz. Se proyectaron sus cintas La orilla de la tierra, El mar muerto, Cuento de hadas para dormir cocodrilos y Mezcal, las dos últimas ganadoras del Ariel a la Mejor Película en 2002 y 2006, respectivamente. El mes próximo se estrenará en ese mismo recinto su más reciente trabajo, Traición (2018), con Juan Manuel Bernal en el papel estelar.

—¿Cuál comentario de la gente le llamó más la atención en estas sesiones?

Alguien dijo: “Sus películas me recuerdan a mi papá”.

—¿Se puede decir que este ciclo fue como un reencuentro con cuatro de sus hijos?

Sí, y me sirvió para ver que están bien de salud.

—¿Para dirigir en México se necesita más pasión o más paciencia?

Las dos cosas por igual.

—¿Es verdad que el mezcal no da cruda?

Totalmente cierto.

—¿El amor existe o ni madres?

Ni madres.

—¿Cuántas veces ha leído Bajo el volcán?

Como diez.

—¿Y Pedro Páramo?

Como veinte.

—¿José Revueltas está a la altura de Rulfo?

Mejor.

—¿Cuál es la vacuna contra el folclorismo?

La verdad y la emoción.

—Para alguien que nació en la mixteca oaxaqueña, ¿le parece buena idea que el rey de España pida perdón 500 años después?

Todo eso es muy divertido.

—¿El mezcal, el cristianismo y la Coca Cola son la santísima trinidad del mestizaje mexicano?

Yo agregaría el pan Bimbo.

—¿Qué significó la llegada de un aparato de radio a su ranchería?

Que te abran el mundo.

—¿Y el cine?

Un día llegó una compañía itinerante y me fui con ellos.

—Su escena cinematográfica favorita de todos los tiempos.

Cuando Anthony Quinn le da de varazos a Giulietta Masina para que aprenda a tocar la trompeta, en La Strada, de Fellini.

—Del uno al diez, ¿cuánto le gustó Roma?

Cinco.

—¿Alguna vez hizo el amor en las butacas de un cine?

Por supuesto.

—¿El guionista es un cuentacuentos?

Sí.

—¿Escribir un guion para otro director es como donar esperma?

No. Te conviertes en un mirón que solo puede decir: “Ánimo, tú puedes”.

—¿Qué tan importante es el guion en una película?

Kurosawa decía que es el cincuenta por ciento.

—¿Es verdad que Joaquín Cosío causó sensación en Dubái?

Sí. Las mujeres se quitaban momentáneamente el velo para tomarse fotos con él.

—Defina en dos palabras a Ludwig Margules.

Sabio, generoso.

—¿Habla mixteco?

Lo entiendo.

—¿Qué le dijo exactamente su esposa cuando usted botó la carrera de médico ya terminada?

“¿Y ahora?”.

—¿Se cura con medicinas o con hierbas?

Con mezcal.

—¿Quién es el mejor actor mexicano vivo?

Tal vez Arturo Ríos.

—¿Y actriz?

Definitivamente Luisa Huertas.

Perfil

Ignacio Ortiz

Cursó estudios de medicina antes de estudiar cine en el Centro de Capacitación Cinematográfica (CCC). Fundó junto con Carlos Carrera y Javier Patrón Fox, la productora Malayerba. Ha escrito más de ocho largometrajes.

​ÁSS

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